Mi
poesía consistirá, sólo, en atacar por todos los medios al hombre, esa bestia
salvaje, y al Creador, que no hubiera debido engendrar semejante basura.
Canto II
“Les Chants de
Maldoror” Isidore
Ducasse
Un olor a carne chamuscada se guinda por la comisura de sus bocas recién
nacidas frenetizada en una barahúnda de pira incontenible. Cada vez más
tenaces destruyen el altar de la memoria con asentamientos fabriles invadiendo
el pasado y exterminando el lugar con una insípida sombra monótona de adjetivos
engarzados en el libro de una realidad de edición ilimitada guareciendo los
Ocasionantes la historia de un pueblo en un hormigón que se levanta como un
laberinto alejando nuestra parcela de inmortalidad convicta azuzando nuestra
potencia migratoria que nos pronuncia con los dientes emparedados ensordeciendo
la fuga del hombre descarriado huyendo de la inmunda farsa acostada en la
garganta de la humanidad como un escollo jamás frustrado por la piel esquiva de
tajos memorables porque no hay posible vuelta atrás prolongando con iglesias y
sinagogas tu dolor fosilizado tan deteriorado con el ajetreo cotidiano y las
verdades prudentes mancillando puntualmente la delicadeza del que procura conquistar
su libertad aunque sea una ficción para escapar de abismos retorcidos en la
confusión del devenir un zaherido despropósito que es pisar el templo de un
sueño que tú no quisiste por ser querencia del osado imprudente puesto en ficha
y anonimato y sin cumplir el crimen para migrar y concluir su itinerario Ocasionantes de
hilos entes y usos fúnebres que tú contemplas tan cerca palpitante como un
corredor de fondo paciente alineado al espejo esperando el testigo como el mar
en un acantilado juntando paraísos sin distancia pulidos por el enigma del
tiempo vertiendo en el reflejo la nostalgia migratoria tan meditada en las
fauces de tus adentros para coronar en un instante la carantoña latente del
juicio final y el génesis ultimado en un escritorio que sabes a la deriva
felizmente porque no hay asilo ni hábito en tu vagarosa exhibición tan sólo
márgenes abiertos circundando el encubrimiento y el dictamen unánime como
parásitos trepando la sentencia inspeccionan el paladar y la gruta del reloj de
arena hasta la sombra de las entrañas consumiéndose carcomidos por la
clarividencia sin pulso para moldear la noche feliz de las ilusiones con una
sonrisa fantasmagórica aireando los harapos del rey aceptada la saciedad y el
roce deliberado de tus tres contradicciones diarias como virajes de charrán
exhalados al viento por las lindes de los picachos sin mayor propósito que
enjaular las atalayas y los costados de tu lengua jadeante en trance cuarteada
por la pavura de sentirse sin eco sin conciencia sin nombre sin prolongación
sin dedos sin música sin ojos sin boca ni migas que la sepulten en eucaristía
como a una magdalena pero una lengua remolcando la inerte experiencia de la
palabra sobre los escombros de la mansedumbre es la necesaria ternura del
pájaro posándose sobre la rama del órgano cálido y palpitante que fueron
rescatando de aquel montón de ruinas polvorientas infinitas veces de la
desigualdad aferrada a la esperanza para enseñar de su viaje los frágiles
deleites que poseen las imágenes y el aleteo voraz de su cautiverio en el tedio
del poeta que
busca perpetuarse inyectando cómodos mimetismos en la penumbra pues el pájaro
cantará hasta en la desnuda oscuridad del árbol de la vida.
sin eco sin conciencia sin nombreDANIEL CONDE
este texto y muchos otros más se encuentran en el cuarto monográfico de KOKORO
no puedo decir una mentira
hay una impregnación más allá corazón
o de cómo ciertas bitácoras son
compartidas en distintas rutas
y mientes, una ruleta rusa dentro del corazón mientras
maneja,
manejamos la escucha cuando alguien
habla-
hasta entonces-
de manera que -
por tanto -
así pues -
pero -
sin embargo -
Del libro Sueño de la libélula…
un haiku de natsume sôseki
hashígo shite
agaru daibanjaku no
koori kana
Trepa que trepa,
el hielo
gana altura
por la gran roca.
Hashigo significa “escalera”; y –más propiamente-
escalera de mano.
Los japoneses Tienen expresiones como hashigo-nomi,
hashigo-zake,
que quieren decir beber alcohol sin parar, vaso tras
vaso; como si dijé-
ramos: escalón tras escalón. Así escalonadamente, toma
el hielo pose-
sión de la enorme roca, haciendo de ella un bello
iceberg clavado en tierra.
Yohji Kato - 2013 |
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