de Materia Oscura – Laura Giordani
La poesía es lenguaje de
acción. Imita el gesto mudo del primer organismo viviente. Obvio que el hombre contemporáneo
pertrechado de acontecimientos y estímulos está negado a su lectura con la
palabra, y menos, con el alma, predispuesta por reflejo a lo memorable,
pizarrón del buen hábito. El niño al improntar las sílabas se asoma al mundo
como a un estanque, pero resulta que ese estanque es la conciencia de una
sociedad neurótica. Recuerdo el juego de “Final
del juego” de
J.C. donde los niños jugaban a estatuas y además, otro juego parecido al Go
japonés que consiste en un diminuto dámero de una hilera con piedras negras y
blancas. Otro Julio, Verne además de ser iniciador de otra literatura que describía
el idiotismo de una ciencia, es decir, el lenguaje de las teorías y la
ambivalencia suscitada en el niño, describe la infinita riqueza de la
naturaleza, Nemo, anarquista, y además desarrollador del mal, eleva su
artilugio, en un acorde. Siempre relacionado con la actividad de un sujeto,
cuerpo, con un todo. Una realidad que cerca. Como dice Laura al principio de su
libro, “En astrofísica
se denomina materia oscura a la materia de composición desconocida que no emite
o refleja suficiente radiación para ser observada directamente”...el aplastamiento no se ve, se ha de sentir. Afrontarlo en papel es músculo de la poesía.
Arrojaron tantas calamidades
Debajo de tus párpados
Que ya no es posible asomarse
A esos pozos ciegos:
No hay cuerda ni manos resistentes
Para subir agua tan pesada.
Las abejas cuando llegan a la
colmena hacen el lazo de moebius con su vuelo para indicar, con ayuda del sol,
la dirección y la distancia de las flores polinizadas, se sabe que cuanto más
grande sea significa que dicho lugar está a seis kilómetros o, menos.
Hambre
I
A tu alfabeto le andan faltando letras
Hasta que no hay manera de deletrearte.
Ver cómo se disgrega el torso,
Cómo los continentes
Se hunden en el vientre.
Tu vientre socavón,
Desmoronamiento de la mirada.
II
Las abejas se llevan cada vez
más lejos el polen.
La cuchara se desmaya en el trayecto
Hasta tu boca.
III
[…
Para la sociedad es un lujo
atraer el árbol y sentir las cortezas del tiempo. Cuánto menos el lujo del
pájaro o el pez. La “garra rufa” es un pez que en anglosajón se llama doctor
fish, simpáticamente segregan una enzima que rejuvenece la piel, el dithranol que segregan esos peces y se usa en terapias contra la ansiedad también, pedicuras e permette
consolidare un rapporto emotivo con il paziente. Leo estos poemas y su
claridad no me exime de leer su envés, desobedeciendo el dictamen
de que belleza, es palabra, y no huella insumisa pancia in giù. Mirando al
menos el lugar del que descendemos. Ladran los perros, los niños ríen.
Buscas, rebuscas
En lo remanente el sustento.
Un zahorí –entre las migas de otros,
Con las solas varas de sus manos-
Rastrea el milagro que siempre se posterga.
“Tenían como una lepra
la infancia devorándoles el pecho”
Clarece Lispector
Tormentas de tierra
zulquis
Escuerzos
las tazas que habían venido de Europa
descascaradas
las fotos de niños ya muertos
las paspaduras
el primer vello en el pubis
fruto que se volvía extraño
la infancia un carozo durazno
trepanado por hormigas negras
papá silbando en el patio
mientras quema sus libros
todas las memorias amarilleando
bajo el cráneo
nostalgia: esta dulce
podredumbre en la espalda esta pútrida dulcedumbre de las palabras que no
mueren del todo como esas hojas que antes de desaparecer agonizan juntas en
parvas exudando el fervor del verano y la savia.
Ӝ ӝ ӝ
Se estampó el espanto en tus ojos,
en la cal viva
ya muerta
del patio.
Luego, los pájaros callaron.
¿Cómo arrancarse ahora lo visto,
desenquistar el filo que lanzaron a tus sienes:
esos compases del asombro latiendo
toda una vida de golpe?
De sien a sien
la extensión del espanto,
de sien a sien estallaron
los pétalos en la diáspora
del perfume, de la infancia:
esa maquinaria blanca
para el desguace.
Atrás quedan el humo y el árbol.
Ӝ ӝ ӝ
La voz no tiene conciencia
porque no juzga, se ha forjado un entorno artificial sin el que el natural
ya no podría vivir. La evolución se ha antropomorfizado en un reducto
anquilosando como una callicidad-pensamiento, su reducto. Obviamente en su
límite está la condena. El niño todavía confunde el llanto y el lamento como se
podría confundir una ameba y el ámbar. A menos que el azar surja por contusión.
Endosa. El niño nace casi con la máscara mortuoria de la que responsabilizarse, es una imagen que se observa constantemente en la televisión, sin despertar incómodas indignaciones. El crecimiento de algún modo ha de tener la independencia y el contacto con el exterior que tenía Henry
David Thoreau al que leo estos días intuido de algún modo por Laura Giordani.
De su “Walden…”
1. Economía.
Cuando escribí las páginas que
siguen, o más bien la mayoría de ellas, vivía solo en los bosques, a una milla
del vecino más próximo, en una cabaña que construí yo mismo junto a la orilla
de la laguna de Walden, en Concord, Massachussets, al tiempo que me ganaba el
sustento con la labor de mis manos. Allí viví dos años y dos meses. Heme aquí
de nuevo en la civilización.”
Unas manos en la tarde recibiendo la lluvia.
Que más da si mano de hombre,
mujer, niño o muerto,
el mismo gesto ancestral de recibir el agua de lo alto.
Sólo eso:
cuenco sin fondo para un agua indigente
que sueña su barro,
mano tendida en la intemperie.
ӝ
Mendigar vocablos para ti
para que nos atraviese de una vez
el alfiler remoto
de tu sangre
Ӝ
Hasta aquí llega el dolor
de nanas remotas, sin destino.
Los tímpanos se abren sin defensas
a tanta hueste de llanto.
Ӝ ӝ ӝ
Al estirar este texto con los
poemas de Laura Giordani intento hacer un lazo moebiusiano pero no puedo,
tampoco arroparlos pues son ellos quienes me arropan y rodean. Critícan la
materia creando a su vez otro tejido, desobediencia en una sociedad que todavía
guarda en los espejos de la historia la marca errada como un castigo, la
decapitación y la asfixia son límites de la falta de bondad. Un vaho se siente
como piel al leer estos poemas, pero aún así, escucho la fábula del niño en la
vereda. La palabra mágica de escarcha y respiración. Tutela y latido.
Encerrarse en el caparazón de la tortuga, cielo y tierra, la cabeza del animal…
el gato atrapado por la cabeza en una lata, deposita las vísceras, su noche que
cae como pipeta, leit motiv de su curiosidad y su seguridad.
Walden “Se cuenta que
Deucalión y Pirra hicieron hombres y mujeres lanzando piedras al azar por
encima de sus cabezas. Y en eso para la obediencia ciega a un desatinado
oráculo que lanzar piedras sin reparar donde caían” Muralla de cantos
labrados en el éxodo. Torni subito quella nave reza la vieja fábula. Al
cabo de las especies afincadas guiñando el ojo; bostezan con una especie de maullido
y consultan las sombras en un charco.
El zócalo de almohada,
la bolsita de pegamento,
su nana mortal contra la boca.
ӝ
PRIMERA VEZ
Sus noventa y siete kilos y toda
su lujuria cayeron sobre su pubis
de nieve aún blanda.
Si hay dios, que esta noche
caiga de rodillas y llore
todo lo creado.
Ӝ ӝ ӝ
“Los hombres vuelven mansamente
a casa por la noche del campo o de la calle más próximas, donde los persiguen
los ecos de su hogar, y su vida languidece porque respira su propio aliento una
y otra vez; mañana y tarde, sus sombras más lejos que sus pasos diarios.
Deberíamos volver a casa de lejos, de aventuras y peligros y descubrimientos
cotidianos, con nueva experiencia y carácter” David Thoreau. Seguramente le habrá pasado, a ella, algo similar al pintor Arshile Gorki, quien observó el
genocidio armenio pero quiso llevar el arte a un alimento natural, fuera del texto, descaminándolo
con su pincel, fuera del sentido pedagógico acostumbrado. La nómada de “materia oscura” es la niña que nos observa
tapándosele el botón, u otro nombre, tomada en aquella fotografía de escuela.
frame del libro |
"Materia Oscura" -poesía
Laura Giordani
ED. Baile del sol
Tanto que a veces me es imposible añadir nada, simplemente bucear y admirarla belleza que siempre nos traes.
ResponderEliminarUn beso, en silencio.
Es lo que contenemos. Nada existe afuera que podamos dentro, disfrutar. Gracias por el aliento salinoso, siempre dulcemente salinoso el tuyo. Este libro más allá de su talento, es decir; la sinceridad en mano de un arte/poesía del fogón de Laura, contiene los ojos desnudos del niño, nómada en su propia morada. Y aquí habla. El niño es el único capaz de experimentar aquello que pasa delante de sus ojos, aunque sufra la manía de los adultos por presentarle fábulas aburridas y pesadas, cercenando y delimitando el uso de su imaginación. Este libro-lectura dador de la figura del niño al que le han rodeado su delicado cuello con el propio cordón umbilical transforma la realidad, por ello eso que dije que crea, teje, un cárdeno como el de las bayas que atraen a las abejas antes de quebrar la rama. No describe, teje, o pinta, como esos dibujos infantiles que se abstraen de la apariencia con método escultor. Tal vez así en esa mirada que se acerca a lo oscuro, y pienso en los agujeros negros que proyectan la imagen de un océano a millones de años luz enterrando las teorías de espacio-tiempo. Es una pena que la sociedad haya reducido su imaginación a un elemento psicológico.
EliminarUn abrazo desde el árbol del océano.
Totalmente de acuerdo con el comentario de arriba, me faltó decirte que la entrada anterior "El infinito en una hoja de papel" hacía referencia al libro de Estela Ocampo, ensayo sobre las formas y la escritura china en relación con la poesia y su vertiente visual y a la inversa, no he leído mucho sobre esto, más bien ojeado, pero me pareció interesante apuntármelo como futura lectura.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la intro del libro de Laura Giordiani y los demás poemas.
Un abrazo!
Haré lo posible por conseguir el libro aunque supongo será “ardudosa” tarea. También estoy dosificándome textos sobre el arte japonés, y chino. Es sorprendente su idioma, como se acerca en extremo aquello que pronuncia/escribe y lo evocado. Es como si dibujaras en la mente de tu interlocutor los objetos al mencionarlos. Si juntas en chino la palabra agua con la palabra rama resulta la palabra espuma. Pero bueno, a esto me refiero cuando digo que “la poesía imita el gesto del primer organismo viviente”, ese gesto era políglota, incluso el silencio era palabra. Los niños también hablan infinitos idiomas hasta que les quitamos las alas y pasan/pasamos de ser libélulas a meros pimientos. Se les llama pequeños locos, pero en verdad, la locura es semilla llevada después al bosque mental acallando el trino/canto del niño-lúcido/lúdico.
EliminarAbrazos y que estés bien.
PD. Hace poco adquirí un buen libro sobre el Japón, “Los mitos del Japón” de Carlos Rubio. No pinta mal.
Necesito volver a ser niño. Eso.
ResponderEliminarOjalá también pudiera cumplir tu mismo deseo. Las pocas de las veces que me siento tal, es cuando estoy cerca de un animal, cuando dejo de ser yo y me despojo de lo social y los ritos simbólicos. Es decir, cuando disfruto de lo mortal y llano. La desintegración de lo consumado, lo elocuente y lo verosímil. Armas pobres que nos cuestionan sin embargo a diario. Laura umbilica acá ese mal para aquellos que aún tenemos algo de niño y no queremos caer en esa conciencia perniciosa. Como perniciosa es el suplante de hacer poemas sólo con ideas sin dotar de (a)grado a las palabras, y aquí me temo que soy uno de esos equivocados, supongo por falta de suficiente talento. Al igual que en fotografía alguien dijera que si una foto es mala, lo es por el simple echo de no haberse acercado lo suficiente al motivo, supongo por igual al resto de las artes. Mediocremente representativas. Los “educados” nunca caen en erroes (creen) y son efectivamente mediocres la mayor parte de sus vidas.
EliminarEso. No impide que debamos limar esa callosidad con la experiencia, pero tal vez desguareciéndonos de los fundamentos del signo y el sentido.
Te mando un saludo, uno de aquellos fabricados en la infancia, aquellos que se basaban en un desfile de gestos simultáneos y podían durar hasta un minuto de tiempo.
No sé, creo que hemos recorrido un camino que nos aleja diametralmente de lo que hemos sido. El poeta realiza ese recorrido al inversa, y si hay suerte el lector lo hace con él...Bico irmanciño (por dónde andas, por El Camino de Swann?
ResponderEliminarEl camino de Swann es peligrosamente patriótico, sigo a proust fragmentariamente observándolo como si se tratara de un trozo de cristal, un calidoscopio. Herramienta vital para desgarrar las callicidades del pensamiento. Pero realmente sigo otro camino emprendido hace un año, casalinga, término italiano equivalente al ama de casa en uso castellano.
EliminarPor cierto, ya tengo los tres libros ansiados para nuestra…
bico
Gracias por seguir con la poesía de Laura. He venido un par de veces en silencio, porque me lleno de sensaciones, un viaje profundo, perturbador, el dolor de ser.
ResponderEliminarEl pensamiento es abstracto y la poesía puede dar forma a eso que no podemos nombrar.
Su poesía no se recrea en el yo poético, va más allá para convertirse en un nosotros, arrojados a la intemperie, con su voz de niña frágil.
Un abrazo
así es, parece adueñarse sin dañar de una lengua clara, guiándose por un genio original y único. reduce, mina aquello que no acontece para centrarse, limitándose a la expresión sin el percance de las teorías…
Eliminar“Atrás quedan el humo y el árbol.”
resulta tan agotador como necesario prestar la correcta atención a la poesía de Laura
abrazos María, y gracias por tu lectura atenta.