Se siente a la primera lectura una falta, confirmar
no el simple sonido, entonces empieza el contraste y luego la propia forma,
castellanizando el original. Sin romper el anaquel. Es lógico procurar la
resonancia con el natural contraste emisor receptor, ahí, se desnuda el pie que
atraviesa sus versos. No enigmáticamente en vida, solamente doce poemas
anónimos y mutilados por sus editores fueron publicados. Su poesía brotaba de
la blanda y cálida corteza de los cedros que rodeaban su ala-drillada casa,
abierta por ella para siempre en un lamento cantado. No lágrima de alcoba. Su
alimento maduraba en el huerto, en cualquier tierra, fuera de cementerio o de
labor. Su alimento, Su
-trino matutino del mirlo o el abrazo abierto a
la niebla no impedían que sintiese la pequeñez de la tierra y la materia con la
que de seguro, somos injustos. Mientras escucho jazz miro a mi gata a la luz
del faro, convaleciente y con un ojo inflamado (y sí, hay ámbar) además de
coprolitos y pienso, que debo velarla hasta que cure. En la punta de las orejas
entre el plumillo blancuzco se diferencian hilos pelirrojos. La horizontalidad
que sucumbe ante su rostro tocado me lleva a la poesía de Emily Dickinson.
Como estoy tratando de traducir y eliminar
traducciones que veo por ahí infames no citaré ningún poema suyo.
Tan solo su
ausencia.[ - ]
Betsy jugando con sirenita roja de elmaquinistaciego
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