19 de junio de 2012

"poema del renglón esponja"





Aquí había palabras.







10 comentarios:

  1. Maestro...yo estaba pensando mire usted...que soy una esponja, y que en mi casa las botellas quedaron vacías...

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    1. Decididamente hay una interconexión entre lo que falta y lo que queda, un suplicio de vacíos. Llenemos esos espacios de diminutas caracolas con un brindis matero-meteórico antes de preguntarnos ¿quién se ha bebido el vacío?
      Abrazos.

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  2. Eso, y la ilusión de mantenerse en los bordes, para ver, cuanto de abismo y vacío puede evitarse...Abrazo.

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    1. Apreciar sin finalidad de por medio, o bien trazar los lindes con la huella que nos envuelva en el misterio que absorbe, llena la huella y la rebalsa de instante, sin el pormenor de si el renglón trasciende o debe trascender. Borrar las palabras. Vivir en el filo para precipitar el abismo y el vacío, esos conceptos tan abstractos que en nada nos favorecen sin entender antes lo fatuo del deseo de permanencia, continuidad aguerrida de callejón sin salida.

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  3. Y ahora hay mucho más que eso...Bico irmanciño!

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    1. Allá donde hay nada hay equilibrio, un espacio que sostiene. Decir nada es contemplar el tiempo, su titubeo sin conciencia, sin voz, con una libertad intensa y apenas reconocida. Ha sido un poema demasiado largo, mucho más de lo imaginado…

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  4. Hacer visible lo invisible, y volver a lo invisible. A toda posibilidad de lectura y escritura gracias a unas palabras condensadas en una sentencia circular entre el vacío y lo que lo sostiene. La interconexión entre ambos estados parece irremediable, el uno pende del otro y viceversa. ¿Cómo romper el círculo?

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    1. Sin sentencia ni máxima. Callando, muriendo. Verbalizando el silencio y las carencias del lenguaje. Hacer racimo de los días con ese silencio y vacío a modo de tenaza, pues en verdad parece como si los objetos necesitaran de una membrana sin cuerpo, un escalón de olvido o albergue despiadado para con los hombres para que se sostengan en una superficie. Hombres, objetos, rodeados del vacío del pensamiento. La abstracción enfática de nuestras existencias. Al ver un círculo me pasa algo curioso, trazo otro círculo. La insistencia de lo ya dicho, el primer o anterior círculo debería ser desplazado, emplazado en una reflexión viva y ya que las palabras nunca mueren aunque a veces desaparezcan debajo de nuestros pies sería lindo beberlas como poción de Dr. Hyde y especular con nuestros márgenes…

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  5. Y ahora... ¿debemos encontrarlas? Porque creo que con la debida iluminación y cambiando de ángulo puedo ver algo.

    Un beso.

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    1. La desertificación tal vez venga dada por un exceso de palabras, palabras sangrantes que hacen de los textos, esponja. En este caso propuse el renglón esponja claramente como muestra de esa sustancia socavada que pide, vulnera aquello que creemos fábula de la experiencia o lenguaje pero es la experiencia de lo imposible, el límite allá donde el murmullo toca la ausencia. Cambiar el ángulo, la iluminación… (la representación)…tal vez sea menos efectivo que el nomadismo en África en busca de charcas, pienso en el antílope en los desiertos de Nubia habitando la aridez y además, ocultándose de los cazadores, el gerbo, la gacela, el camello, el orix blanco y demás animales. Pienso que la palabra está tan seca que cae por su sí misma. A tu pregunta creo que añadiría un dónde. Besos noctívagos.

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