Lost In Marienbad
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“La última puerta, la última cadena,
la última derrota”
Salí de la habitación y crucé el
pasillo hasta la última puerta. La noche, la calle, los astros. Las pisadas,
los alaridos, el sueño, pensé. Abrí la puerta y alargando la mano sin traspasar
el umbral escribí en la arena el canto de las sirenas para contener el
precipicio del mar. Limpio la mano en la frente, despierto, recuerdo, amo y late
tan fuerte la sangre que creo morir de nuevo. Cavidad y hambre confinando
conciencia sobre la cadencia de mis pezuñas caligráficas, a las que, ningún
adjetivo adorna.
Salí de la casa entonces errando las
calles donde el silencio vigilaba nuestras caras. La última cadena.
Compartíamos las previsiones y brotaban los límites. Austeridad. Impunidad.
Reforma. Recesión. Desfile. Campaña. Territorialidad. Déficit. Mito. Justicia.
Providencia. Polvorín. Europa. Dólar. Racional. Hegemónico. Precio. Previsión.
El equipo local ha ascendido. Nadie va a desfallecer. El niño bebe y acaricia
un pecho en su coche luminoso. La viuda corta un trozo de bizcocho para su
muerto. El poeta entrega un parte de lesiones. Y en virtud del sigilo un enjambre de palabras cae sobre
nuestras caras que van haciendo censo de nuestros actos. Aumentaban la
previsión mientras compadecían el obstinado silencio de mi enigma. Modulación o
paisaje anegado de silencio.
Salí entonces de la admiración, poco
a poco, el lenguaje extenuado volvía a la pupila, al pozo, al centro inmaterial
y yo que
nada tengo que ver
ni reconstruir
paseo la última derrota
mi hueco
al que regreso
sobre un papel
madriguera intacta que recibe tu
sombra y la mía.
Impecable. Poesía pura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Salir. No es necesario más.
EliminarUn abrazo errante.
Y vos saliste una Trinidad de veces: salí, salí, salí. Y eso también me gustó.
EliminarObnubilante, querido, como el sonido de tus pasos en la noche. Un abrazo.
ResponderEliminarEl valor de relacionarnos con aquello que nos hace sentir sin revolcarnos en el yo orquestado nos libra del falso significado, del falso linaje, del falso escrutinio, un abrazo Darío.
EliminarCreo que paso mis días autolesionándome para pasar un parte de lesiones digno de un poeta(o digno de tu hermanita). Estoy a merced de la caída. Creo que hoy voy a soñar con un papel en blanco, donde dos sombras se alejan, se juntan, se vuelven una. Ahora me doy cuenta de porque la tinta es negra, porque las palabras tienen la pretensión de ser la sombra que aproxima la vida. Y como en el cuento de Wilde, la sombra es el alma. Beso Da, nos vemos pronto!!
ResponderEliminarHermoso sueño. Esas sombras sin sentido que nos guiñan para que seamos críticos, creativos, extrañarnos en la errancia de esas alas que surgen de la sombra, renovemos el mundo. Apaguemos la luz y callemos. Salgamos de la ficción. Entremos en el relato, entreguémonos al deseo. El tío Wilde sabía de esos flujos libidinales. Un tierno abrazo Vera, domani ci vediamos, a presto sorella.
Eliminar"Brotaban los límites". Parece mentira pero eso es lo único que produce la tierra ahora mismo. Voy a ver si encuentro esa última puerta, quizás la solución esté escrita sobre el picaporte.
ResponderEliminarUn abrazo.
La solución está en los versos tuyos, los tsunamis insepultos que sumergen las fronteras. Un mundo con límites es una robinsonada que sólo procura la satisfacción abandonada de una especie que nada tiene que ver con nosotros.
EliminarSi encuentras la otra solución alojaros en una buena suite y no salgáis hasta…
Abrazos.
Yo diría, Rider, que malos tiempos para la lírica (como tantos otros)
ResponderEliminarTal vez por ese motivo sea más necesaria que nunca, y este nunca es el siempre sin zonas intermedias. Una cualidad del tiempo siempre ha sido juzgar la intuición, juega con esa ventaja, pero no creo en el tiempo ni en los tiempos. Sino en una materia y un espíritu capaz de la alteración. La lírica posee una intuición, pre-visión que pugna contra el método frío al hendir, transgredir en la pupila de los tiempos algo tan natural como la evolución de las especies. La puerta de una civilización. No en vano un antiguo filósofo expulsó a los poetas de su país pues el poeta retozaba con el don de la veracidad; no necesariamente la verdad, con la sensación, no necesariamente con la materia. Quien gobierna sabe muy bien estas cosas, guarda, institucionaliza la herencia. No crea. No le interesa un pueblo productor, lírico. Pero bueno, también podríamos hablar de los distintos tipos de lírica y…
EliminarRider: qué cosas pasan cuando uno sale de casa y traspasa la puerta. Salir es la clave. Salir para lucha con las palabras y las cosas. Salir y que la risa se muestre en el torno y en el retorno. Recorrer el largo pasillo de las pesadillas con empapelado de "prima de riesgo" para lograr ver a la prima y su sexo y a la ópera prima que nos espera y al riesgo, que ya decía Hörderlin que es donde habita el peligro y lo que salva. Salir con traje ignífugo como bombero de despedida de soltera o desnudo como buda loquito. El hueco de la derrota, el hogar, es tributo de nuestra debilidad. Lo importante es lo otro, el largo pasillo y las habitaciones laterales donde habitan los malvados y sus exquisitas palabras. Las habitaciones de Barba Azul. O de Alicia o de Samsa.
ResponderEliminarDesde mi habitación, abrazo de camarada y hermano en la escritura.
Salud!!
Corporeizar la palabra desde la raíz, agotar las extensiones hasta que diga por sí misma aquello que está por imaginar y tal vez huella tras huella, peladas las manos y aniquilado el “sentido” colisionar con las memorias estériles haciéndolas fragmento tras fragmento, esperma de lo planetario y constancia de lo habitable.
ResponderEliminarSiento no haber respondido con antelación, llevo días sin poder…
Un abrazo de escritura, hermano de habitación.
Me pregunto si todos tienen siempre un lugar adonde volver. Si no habrá perdidos tan perdidos que nada los oriente a un probable retorno. Saludos.
ResponderEliminarPostal de mi calle.
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