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Rainer Maria Rilke.
Carta del 19 de agosto al barón Jacob Üxküll. “El arte
no es una elección hecha en el mundo, sino la transformación integral de éste
en esplendor… La admiración que éste proyecta sobre las cosas (todas, sin
excepción) tiene que ser tan impetuosa, tan intensa, tan radiante que no le
deje tiempo para recordar su fealdad o su infamia”.
Rainer Maria Rilke. En
la octava de las Cartas a un joven poeta. “Nos hace falta
aceptar nuestra existencia tan ampliamente como nos sea posible. Ésta es, en el
fondo, la única audacia que se nos pide, es decir, ser valientes frente a lo
más extraño, prodigioso e inexplicable que nos pueda suceder. Los
acontecimientos que llaman “apariciones”, todo lo que se llama “mundo de los
espíritus”, la muerte […] se han alejado tanto a causa de la diaria y repetida
aversión a la vida, que los sentidos con que podíamos captarlos se han mustiado”.
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* *
…textos pensados para
su lectura el 26 de abril de 1990 en la apertura del coloquio organizado en la
Universidad de California bajo el título Nazism and the “Final Solution”:
Probing the Limits of Representation. Estos fragmentos son extraídos del libro
FUERZA DE LEY
JACQUES DERRIDA
_____________________
editorial
TECNOS traducción Adolfo Barberá y
Patricio Peñalver Gómez */*
NOMBRE
DE PILA DE BENJAMIN
[
… ]
aquí el primero de los
prolegómenos... Con
razón o sin ella, me ha parecido que quizás no sería completamente inapropiado
interrogar un texto de Walter Benjamin, singularmente un ensayo escrito en 1921 y
titulado Zur Kritik der Gewalt (Para la crítica
de la violencia) [Kritik no es una
palabra inocente, Derrida explicará de cómo Benjamin traza esa palabra sobre y
en el derecho].
en la apertura de un encuentro como éste sobre “El nazismo y la solución final.
Los límites de la representación”. Así pues, me he decidido a proponerles una
lectura un poco arriesgada de ese texto de Benjamin, por varias razones que parecen
entrecruzarse aquí.
1. Este
texto inquieto, enigmático, terriblemente equívoco, creo que está, como por
anticipado (pero ¿puede decirse aquí por anticipado”?) obsesionado por el tema
de la destrucción radical, de la exterminación, de la aniquilación total, y en
primer término de la aniquilación del derecho, si no de la justicia; y entre
estos derechos, los derechos del hombre, al menos tales como éstos pueden ser
interpretados en una tradición iusnaturalista de tipo griego o del tipo de la Aufklärung. Digo a propósito que este texto está
obsesionado (hanté) por los temas de
la violencia exterminadora, puesto que está en primer término obsesionado, como
intentaré mostrar, por la obsesión (hantise) misma, por una cuasilógica del fantasma que habría que poner en
sustitución de una lógica ontológica de la presencia, de la ausencia o de la
re-presentación, puesto que es más fuerte que ésta. Pero me pregunto si una
comunidad que se reúne o se recoge para pensar lo que hay que pensar o para
meditar de esa cosa sin nombre que se ha denominado la “solución final” no debe
en primer término mostrarse hospitalaria a la ley del fantasma, a la
experiencia espectral y a la memoria del fantasma, de aquello que no está ni
vivo ni muerto, de aquello que más muerto que vivo, es sólo superviviente, la
ley de la memoria más imperiosa, aunque la más borrada, la más borrable, pero
por eso mismo la más exigente.
Este texto de Benjamin
no sólo está firmado por un pensador al
que se le llama y que se llama a sí mismo de una cierta manera judío (y es del
enigma de esta firma de lo que querría sobre todo hablar). Zur Kritik der Gewalt está también inscrito en una perspectiva
judía que se opone la justa violencia divina (judía), la que destruye el
derecho, a la violencia mítica (de la tradición griega), la que instaura y
conserva el derecho.
Hemos develado las
formas estéticas hasta vincular la función social, y no sólo desde el prisma
marxista. Llenando la conciencia con la energía de lo profundo y haciéndola
próspera. Por ese motivo no puedo dejar de mencionar la delicada gentileza de
Carlos Taibo(autor del libro expuesto en la anterior entrada[Benjamin(II)] )
al imbricar la biografía y la historia de Walter Benjamin sin hacer que
naufrague un solo instante el genio del pensamiento. Cosa, digamos, deseable y
encantable, desde, digamos, los utilitaristas de la filosofía. Aquella que no
abarca los alientos. Sólo heroicidades viriles creadas por Estados. Impidiendo
así, la ética del y en el umbral. Siguiendo a Derrida en su “adiós” a Levinas
“Dado que la hospitalidad no es tampoco una región de la ética,
ni aun, llegaremos a ello, el nombre de un problema de derecho o política: es
la eticidad misma, el todo y el principio de la ética”.
[
… ]
La
multiplicidad tan singular de códigos que se cruzan en este texto, y por
limitarnos a esto, el injerto del lenguaje de la revolución marxista en el de
la revolución mesiánica, en cuanto a que los dos anuncian no sólo una nueva
histórica, sino el comienzo mismo de una verdadera historia desembarazada del
mito: todo esto hace difíciles las hipótesis a propósito del discurso
benjamiano sobre la “solución final”. –no faltarán
iluminados que al escuchar esto se orinen pensando que un mesías pueda
emancipar de la dominación de la representación. Tanto deja de serlo, como
lejos debiera estar lo público y lo privado. Walter clama la poética de la
apelación, no la declama, la unge con la respiración del cuerpo, el resorte del Geist. Apremiado por su furibunda desconfianza en
el zeitgeist de un momento que c-erraba
la historia, y además abrir el último capítulo a la constitución de los
estados, más que un neoliberalismo fabricado desde el subsuelo.
Puede sucedernos, como
al padre de Hamlet, que en un sueño plácido, sobre la hierba del jardín, se acerque
nuestro hermano a derramar veneno en nuestro oído. Imaginad un modelo real
creado por el sueño de un Caín avaro cuyo ego hedónico extrema, cede, hilos
para que corroa las virtudes/virtualidades del progreso. Derrida...
El análisis de Benjamin refleja la crisis del modelo europeo de la democracia
burguesa, liberal y parlamentaria, y en consecuencia del concepto de derecho
que es inseparable de aquella. La Alemania derrotada es entonces un lugar de
concentración extrema para esa crisis, cuya especificidad depende también de
ciertos rasgos modernos como el derecho de huelga, el concepto de huelga
general (con o sin referencia a Sorel). Es también el momento inmediatamente
posterior de una guerra y una preguerra que ha visto desarrollarse pero
fracasar en Europa el discurso pacifista, el antimilitarismo, la crítica de la
violencia, incluida la de la violencia jurídico-policial, cosa que no tardará
en repetirse en los años siguientes. Es también el momento en que las cuestiones
de la pena de muerte y del derecho de castigar en general conocen una dolorosa
actualidad. La mutación de las estructuras de la opinión pública por la
aparición de nuevas potencias mediáticas, como…
[
… ]
La
demostración de Benjamin concierne, pues, a la cuestión del derecho (Recht). Con ella pretende inaugurar
incluso –se va a poder decir con todo rigor en un instante– una “filosofía del
derecho”.
De un modo parecido
podría decirse si como decía Walter sobre La
Ola de Gustave Couvert la instantánea es pictorizada, o si, el derecho es
deificado. Totalidad de la reproducción de las oligarquías gobernantes. Jacques Rànciere Los proletarios están sometidos
a la experiencia de un tiempo escindido por las aceleraciones […] determinados
por el sistema. Cuando se detiene una de sus máquinas se produce una mutación
del flujo temporal. Antes de la ontología. Antes del fabril espectro. Antes
de matar lo que somos. Como decía E.Levinas en Totalidad e Infinito Lo infinito paraliza el poder con su resistencia infinita al
homicidio… en la desnudez de la apertura absoluta de lo Trascendente.[…]La expresión no se impone como una representación verdadera, ni
como acto.
Pero visiblemente Benjamin no cree en este argumento de la no-violencia de la huelga. Los huelguistas ponen condiciones para su vuelta al trabajo, no interrumpen su huelga más que si un orden de cosas ha cambiado. Hay, pues, violencia contra violencia. Al llevar el derecho de huelga a su límite, el concepto o la consigna de huelga general pone de manifiesto así la esencia de aquél. El Estado soporta mal ese paso al límite. Lo juzga abusivo y [ … ] La violencia no es exterior al orden del derecho. Amenaza al derecho en el interior del derecho. No consiste esencialmente en ejercer su poder o una fuerza bruta para obtener tal o cual resultado sino en amenazar o en destruir un orden de derecho dado, y precisamente, en este caso, el orden de derecho estatal que ha tenido que conceder ese derecho de violencia, por ejemplo, el derecho de huelga. Huelga decir que hoy, 19 noviembre 2015, el poder de sumisión es una totalidad. Huelga decir que hay múltiples totalidades. No leo suficiente teología tal vez para creer en una única totalidad. No doy crédito a lo divino. Tal vez a lo extraordinario que arrastramos hacia nosotros mismos, ¿de un modo místico? ¿Espiritual? ¿Quiénes son los Fundadores?
Gustave Courvert LA OLA
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Es
en ese no-saber en lo que consiste justamente el carácter propio del
acontecimiento, lo que se llama ingenuamente su presencia.
Esos
momentos, suponiendo que se los pueda aislar, son momentos terroríficos. Sin
duda a causa de los sufrimientos, los crímenes, las torturas que raramente
dejan de acompañarlos, pero también porque son en sí mismos, y en su violencia
misma, ininterpretables o indescifrables. Es lo que llamo lo “místico”. Tal
como Benjamin la presenta, esa violencia es ciertamente legible, incluso
inteligible,
[
… ]
Todo “sujeto” está por anticipado cogido en
esa estructura aporética.
[
… ]
Pues
veremos que Benjamin distingue entre dos tipos de huelgas generales, unas
destinadas a reemplazar el orden de un Estado por otro (huelga general política), otra a suprimir el Estado
(huelga general proletaria).
En
suma, las dos tentaciones de la desconstrucción.
[
… ]
La
ruina no es a mis ojos una cosa negativa. En primer lugar, evidentemente, no es
una cosa. Se podría escribir, quizás con o según Benjamin, quizás contra
Benjamin, un breve tratado del amor de las ruinas. ¿Qué otra cosa puede amarse,
por lo demás?
[
… ]
Derrida expone dos
razones, insertaré un fragmento de la segunda, donde fija la espectralidad que
Benjamin
querría todavía que siguiera siendo una figura determinable y propia de los
estados civilizados. La/lo polis
, una posible ¿? exorcización. Aun reconociendo que el cuerpo fantasmal de la policía, por invasor que sea, sigue siendo siempre igual a sí mismo, admite que su espíritu (Geist), el espíritu de la policía, causa menos estragos en la monarquía absoluta que en las democracias modernas en las cuales su violencia degenera. ¿Será así sólo, como estaríamos tentados actualmente a pensar, porque las tecnologías modernas de la comunicación, de su vigilancia y de su intercepción aseguran a la policía una ubicuidad absoluta, saturando
el espacio público y privado, llevando hasta el límite la coextensividad de lo político y de lo policial?¿Será porque las democracias no pueden proteger al ciudadano contra la violencia policial a no ser entrando en esa lógica de co-extensividad político-policial, es decir, confirmando la esencia policial de la cosa pública (policía de las policías, instituciones del tipo “informática y libertad”, monopolización por el Estado de las técnicas de protección del secreto de la vida privada, como se les ha propuesto actualmente a los ciudadanos norteamericanos por parte del gobierno federal y sus policías, los cuales, a cambio, harían los “pinchazos” necesarios, y decidirían acerca de en que la seguridad del Estado exige la intercepción de las relaciones privadas, por ejemplo la utilización de micrófonos invisibles, la utilización de micrófonos direccionales, la intrusión en redes informatizadas, o bien, más sencillamente, la práctica tan repartida entre nosotros de las viejas “escuchas telefónicas”)? [los pocos enlaces sindicales honestos hoy día soportan esas intrusiones, por ley, el estado de Francia instala "cajas negras" en los proveedores de acceso a internet para captar online metadatos de sus usuarios...] ¿Estaba pensando en esa contradicción Benjamin?¿Es una degeneración interna del principio democrático inevitablemente corrompido por el poder policial, destinado en principio a protegerlo, pero incontrolable por su propia esencia en el proceso de su autonomización técnica?
, una posible ¿? exorcización. Aun reconociendo que el cuerpo fantasmal de la policía, por invasor que sea, sigue siendo siempre igual a sí mismo, admite que su espíritu (Geist), el espíritu de la policía, causa menos estragos en la monarquía absoluta que en las democracias modernas en las cuales su violencia degenera. ¿Será así sólo, como estaríamos tentados actualmente a pensar, porque las tecnologías modernas de la comunicación, de su vigilancia y de su intercepción aseguran a la policía una ubicuidad absoluta, saturando
el espacio público y privado, llevando hasta el límite la coextensividad de lo político y de lo policial?¿Será porque las democracias no pueden proteger al ciudadano contra la violencia policial a no ser entrando en esa lógica de co-extensividad político-policial, es decir, confirmando la esencia policial de la cosa pública (policía de las policías, instituciones del tipo “informática y libertad”, monopolización por el Estado de las técnicas de protección del secreto de la vida privada, como se les ha propuesto actualmente a los ciudadanos norteamericanos por parte del gobierno federal y sus policías, los cuales, a cambio, harían los “pinchazos” necesarios, y decidirían acerca de en que la seguridad del Estado exige la intercepción de las relaciones privadas, por ejemplo la utilización de micrófonos invisibles, la utilización de micrófonos direccionales, la intrusión en redes informatizadas, o bien, más sencillamente, la práctica tan repartida entre nosotros de las viejas “escuchas telefónicas”)? [los pocos enlaces sindicales honestos hoy día soportan esas intrusiones, por ley, el estado de Francia instala "cajas negras" en los proveedores de acceso a internet para captar online metadatos de sus usuarios...] ¿Estaba pensando en esa contradicción Benjamin?¿Es una degeneración interna del principio democrático inevitablemente corrompido por el poder policial, destinado en principio a protegerlo, pero incontrolable por su propia esencia en el proceso de su autonomización técnica?
[
… ]
Evitar la
respuesta relativamente moderna y nostálgica de Occidente a la pérdida de lo
sagrado. Tentar
la
“crítica”, del krinein, una actitud que permite elegir (krinein), y así, decidir y resolver en la historia y a propósito de
la historia.
[
… ]
…Decir
que toda decibilidad se encuentra del lado de la violencia divina que destruye
o desconstruye el derecho es decir al menos dos cosas:
1.Que
la historia está del lado de esta violencia divina, y la historia precisamente
por oposición al mito. Es justo por eso por lo que se trata de una “filosofía”
de la historia y por lo que Benjamin apela en efecto a una “nueva era histórica”
que debería venir al final del reino
mítico, con la intención del círculo
mágico de las formas míticas del derecho, la abolición de la Staatsgewalt, de
la violencia, del poder de la autoridad del Estado. Esta nueva era histórica
sería una nueva era política con la condición de que no se ligara lo político a
lo estatal, como lo hará por el contrario un Schmitt por ejemplo, si evita que
se confundan las dos cosas.
[
2E… ]
Pues
en sus últimas líneas se representa un nuevo acto del drama o un golpe de
teatro del que no juraría que no estaba premeditado desde que se levantó el
telón. ¿Qué dice, en efecto, Benjamin? Habla en primer lugar en condicional de
la violencia revolucionaria (revolutionäire
Gewalt): “si”, más allá del derecho, la violencia ve su estatuto asegurado
como violencia pura e inmediata, entonces esto probaría que la violencia
revolucionaria es posible. Se sabría entonces, pero esto es un condicional, qué
es esa violencia revolucionaria cuyo nombre es el de la más pura manifestación
de la violencia entre los hombres.
[
… ]
[Walter
Benjamin] Pero es desechable (Werwerflich) toda violencia mítica, que funda
el derecho, y que se puede llamar violencia dominante (shaltende). Y desechable
es también (Verwerflich auch) la violencia que conserva el derecho, esa
violencia administrada (die verwaltete Gewalt) que está al servicio de la
dominante.
[
… ]
Preguntas:
lo que se llama en singular, si hay alguna y si no hay más que una, la
deconstrucción, ¿es esto o aquello? ¿O bien otra cosa diferente, o por fin otra
cosa? Si confiamos en el esquema benjaminiano, ¿el discurso desconstructivo
sobre lo indecible es más bien judío (o judeo-cristiano-islámico) o más bien
griego? ¿Más bien religioso, más bien mítico, o más bien filosófico? Si no
respondo a preguntas planteadas en esta forma no es sólo porque no estoy seguro
de que algo así como la
desconstrucción, en singular, exista, o sea posible.
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