…del libro [el
corazón de la literatura
y el cincelado de dragones]
LIU XIE
ed. COMARES
Trad, intro, notas de
Alicia Relinque Eleta
44.
—EPÍTOME:
En el terreno literario, en el jardín de
los pinceles,
hay técnicas y hay recursos.
Primero, ocuparse del cuerpo,
y desde su espejo llegar hasta la
fuente.
Cabalgando sobre lo uno resumir diez
mil,
y, destacando lo esencial, dominar el
exceso.
El pensamiento carece de un principio
inmutable,
la razón tiene una presencia constante.
***
Katsushika Hokusai. Title Old View of the Eight-part Bridge at Yatsuhashi in Mikawa Province |
***
Franz Kafka (1883-1924)
EL
PUENTE
Yo
era rígido y frío, yo era un puente y estaba tendido sobre un barranco. Con los
pies a un extremo y los dedos crispados en el otro, me enraizaba sólidamente en
el barro movedizo. Los faldones de mi casaca flotaban a los lados. Y muy por
debajo de mí, rugía el torrente helado. Ningún turista se aventuraba hacia
aquellas alturas inaccesibles; el puente no estaba diseñado en ningún mapa. Por
consiguiente yo seguía tendido y esperaba; no podía hacer otra cosa que
esperar. A menos de desplomarse, ningún puente, una vez emplazado, puede dejar
de ser un puente.
Llegó
un día hacia el ocaso de la tarde —¿el primero, el milésimo?, no sabría decirlo—
mis pensamientos seguían confusos y giraban constantemente en redondo; era un
crepúsculo de verano, el rugido del torrente se había hecho más sordo, cuando
oí el rumor de un paso humano. ¡Viene
hacia mí, hacia mí! ¡Tíensate puente; prepárate pasarela a soportar el pasajero
cuya carga se te confía! Si su paso es inseguro, tranquilízale sin intervenir,
pero, si pierde el equilibrio, demuéstrale cuál es tu temple y, como un dios de
la montaña, llévale al otro lado sobre tierra firme.
Llegó;
tanteó mi solidez con la punta de hierro de su bastón; luego, con la misma
punta, levantó y ordenó detrás de mí los faldones de su casaca. Hundió la punta
de su bastón en mi cabellera desgreñada y la dejó allí largo tiempo,
olvidándome sin duda, mientras lanzaba en torno a él miradas salvajes. Pero
bruscamente —mientras yo estaba siguiéndole en mi pensamiento por encima de
montes y valles— saltó en medio de mi cuerpo con ambos pies. Sentí un violento
dolor, sin comprender qué sucedía. ¿Quién era? ¿Un niño? ¿Un sueño? ¿Un
viajero? ¿ Un suicida? ¿Un espíritu de tentación o de destrucción? Y me giré
para saberlo. ¿Cómo puede girarse un puente? Apenas había iniciado mi
movimiento y ya comenzaba a caer, caía, y en un instante fui desgarrado y
traspasado por las aguzadas rocas que siempre me habían contemplado
tranquilamente desde abajo a través del curso de la corriente.
y
aquí os dejo un enlace sobre Kafka de…
Michael
Löwy
________________ “… el soñador insumiso.”
Este sueño de Kafka es enternecedor. Siempre sus dobles caras, su dureza y su debilidad. Como su animal, mitad cordero mitad gato. Un abrazo.
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