21 de noviembre de 2013

CONTRA [ V ]escribir


-Contra

 
escribir-

 

 

Ahora bien; después de arrancarme los ojos aquí me quedo. Aquí en el desierto no hay desierto de bolsillo. Como no hay palabras, tampoco conceptos ni frases de bolsillo. Pues hay hueco, poro, grieta, branquia. Hierba que nace en lo invisible. Hidra íntima que no en pocos deforma la imagen hasta sólo ser discernible el desprecio, la quietud.

No hace mucho dije no entender la “ética” de Spinoza sin embargo dice…

El desprecio se suscita a raíz de la representación de una cosa que impresiona tan poco al alma, que ésta, ante la presencia de esa cosa, tiende más bien a representar lo que en ella no hay que lo que hay” [p.III, def.4]

El hay es mandato, está siendo.

El no hay es el “desamparo organizado” H.Arendt, que no encuentra apoyo,  ni criterio, la escalera se desploma en el vacío y si todavía no ha caído es porque cada escala se sostiene, alimenta, de nombres ya sin identidad. Personalmente considero terrible como hoy no se escribe y en cambio, se acude a la literatura en busca de autoestima. Contra la intemperie, contra escribir; contra nuestro tempestuoso momento. A favor del desamparo está el miedo, aprender de memoria las intactas batutas colgadas de los árboles alineados, hasta perder el brillo de los ojos. Pero es mi hambre la que devora mis ojos para restituirlos por un brillo hembra, brote o bestiario de fauces amables. Tactar la matriz, la grieta, respirar la branquia y agrandar el poro. Expresión entre dedos y la manigua, húmeda espesura que viene o deviene de la sombra. No hay comentarios. No hay doxa si no es siendo. Naciendo. La opinión y la verdad entrelazada, captada en movimiento, en brote como dos heridas que se dan el rostro. El gesto de arrancarme los ojos, el rostro exterioriza el fracaso del lenguaje, este fracaso de las ideas. No necesito mostrar ningún misterio aunque si tal vez mi transparencia, la trashumancia en la transparencia, su tránsito musical entre, contra, entre, contra…

 reciprocidad entre parentescos.

 

En el colegio, de los muchos aforismos que había en los separadores de mi carpeta recuerdo el siguiente ….. “Donde hay luz también existe la sombra. ¿Dejaré de amar la luz porque produce sombras?” Henrich Lübke. Al parecer un ministro demócrata-cristiano tras la segunda guerra mundial. ¿porqué al cristianismo le cuesta aceptar la realidad?, ¿acaso la duda nos permite organizar mejor? ¿si pienso es que ya existo? Temo que la duda es la renuncia a la existencia y tratar de ir más allá es perder al prójimo, al otro que somos. Nietzsche, “Para que haya belleza en el rostro, claridad en la palabra, bondad y firmeza en el carácter, la sombra es tan necesaria como la luz” inicio de [El viajero y su Sombra]. Para doblegar la tiranía cartesiana supongo entonces necesario introducir la disolución, postulados y axiomas expuestos a la exhaustividad. La desenfrenada organización humana no existe. Es una totalidad digna de desprecio.

- Bo*- dice, mi sombra.

* (jap.)- realidad.

 

Escribir. Hacer salir el vaho del vacío. Así tal cual el umbral es grieta. Ceder la mano al vacío del rostro. El refinado fundador de la sociedad mintió. Mi mano llueve sobre el desierto. Nada está organizado ni nada es caos, todo es devenir. ¿Qué necesidad es ésta que obliga al hombre ser esclavo del hombre? ¿Qué tipo de parentesco nos obliga a ser iguales y a competir por ser diferentes? La duda. El miedo. La quietud. Ese es el progreso, la mediatización entre el orden y el desorden. Falsa máscara confeccionada que indivisa el hombre insignificante. Aquel que todo lo resume en una lucha exterior. Aquel que duerme, bendice y adormece. Qué lejos está “lo imposible” de Rimbaud “Este minuto de vigilia me ha concedido la visión de la pureza. ¡Por el espíritu se va a Dios! ¡Lacerante infortunio!” El orden siempre pide nombres propios, involucrar en el propio desamparo pues sólo lo anónimo adquiere consistencia, es decir; es capaz de engrandecerse dentro del otro. La poesía hace aparecer lo puro ahí, zahorí que anuncia lo innombrable. El mutismo se retuerce hasta romper la mesura y la hipertrofia de la banalidad. Al romper, escribo contra mi rostro.

 

 
ibha 8

 









 

[… la hospitalidad precede a la propiedad…]

Emmanuel Lévinas

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