-Contra
Ahora bien; después de arrancarme los ojos aquí
me quedo. Aquí en el desierto no hay desierto de bolsillo. Como no hay
palabras, tampoco conceptos ni frases de bolsillo. Pues hay hueco, poro, grieta,
branquia. Hierba que nace en lo invisible. Hidra íntima que no en pocos deforma
la imagen hasta sólo ser discernible el desprecio, la quietud.
No hace mucho dije no entender la “ética” de
Spinoza sin embargo dice…
“El desprecio se suscita a raíz de la representación de una cosa
que impresiona tan poco al alma, que ésta, ante la presencia de esa cosa,
tiende más bien a representar lo que en ella no hay que lo que hay” [p.III, def.4]
El hay es
mandato, está siendo.
El no hay es el “desamparo
organizado” H.Arendt, que
no encuentra apoyo, ni criterio, la escalera se desploma en el vacío y si todavía
no ha caído es porque cada escala se sostiene, alimenta, de nombres ya sin
identidad. Personalmente considero terrible como hoy no se escribe y en cambio,
se acude a la literatura en busca de autoestima. Contra la intemperie, contra escribir;
contra nuestro tempestuoso momento. A
favor del desamparo está el miedo, aprender de memoria las intactas batutas colgadas
de los árboles alineados, hasta perder el brillo de los ojos. Pero es mi hambre
la que devora mis ojos para restituirlos por un brillo hembra, brote o
bestiario de fauces amables. Tactar la matriz, la grieta, respirar la branquia y
agrandar el poro. Expresión entre dedos y la manigua, húmeda espesura que viene o
deviene de la sombra. No hay comentarios. No hay doxa si no es siendo.
Naciendo. La opinión y la verdad entrelazada, captada en movimiento, en brote
como dos heridas que se dan el rostro. El gesto de arrancarme los ojos, el
rostro exterioriza el fracaso del lenguaje, este fracaso de las ideas. No necesito
mostrar ningún misterio aunque si tal vez mi transparencia, la trashumancia en
la transparencia, su tránsito musical entre, contra, entre, contra…
reciprocidad
entre parentescos.
En el colegio, de los muchos aforismos que
había en los separadores de mi carpeta recuerdo el siguiente ….. “Donde hay luz también existe la sombra. ¿Dejaré de amar la luz porque produce
sombras?” Henrich Lübke. Al parecer un ministro demócrata-cristiano tras la segunda
guerra mundial. ¿porqué al cristianismo le cuesta aceptar la realidad?, ¿acaso
la duda nos permite organizar mejor? ¿si pienso es que ya existo? Temo que la
duda es la renuncia a la existencia y tratar de ir más allá es perder al
prójimo, al otro que somos. Nietzsche, “Para que haya
belleza en el rostro, claridad en la palabra, bondad y firmeza en el carácter,
la sombra es tan necesaria como la luz” inicio de [El viajero y su
Sombra]. Para doblegar la tiranía cartesiana supongo entonces necesario
introducir la disolución, postulados y axiomas expuestos a la exhaustividad. La
desenfrenada organización humana no existe. Es una totalidad digna de
desprecio.
- Bo*- dice, mi sombra.
* bô (jap.)- realidad.
Escribir. Hacer salir el vaho del vacío. Así
tal cual el umbral es grieta. Ceder la mano al vacío del rostro. El refinado fundador
de la sociedad mintió. Mi mano llueve sobre el desierto. Nada está organizado
ni nada es caos, todo es devenir. ¿Qué necesidad es ésta que obliga al hombre
ser esclavo del hombre? ¿Qué tipo de parentesco nos obliga a ser iguales y a
competir por ser diferentes? La duda. El miedo. La quietud. Ese es el progreso,
la mediatización entre el orden y el desorden. Falsa máscara confeccionada que
indivisa el hombre insignificante. Aquel que todo lo resume en una lucha
exterior. Aquel que duerme, bendice y adormece. Qué lejos está “lo imposible”
de Rimbaud “Este minuto de vigilia me ha
concedido la visión de la pureza. ¡Por el espíritu se va a Dios! ¡Lacerante
infortunio!” El orden siempre pide nombres propios, involucrar en el
propio desamparo pues sólo lo anónimo adquiere consistencia, es decir; es capaz
de engrandecerse dentro del otro. La poesía hace aparecer lo puro ahí, zahorí
que anuncia lo innombrable. El mutismo se retuerce hasta romper la mesura y la
hipertrofia de la banalidad. Al romper, escribo contra mi rostro.
[… la
hospitalidad precede a la propiedad…]
Emmanuel
Lévinas
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