1 de marzo de 2019

contra género







CONTRA

—GÉNERO





Ese ritual constante por la revelación, es decir; la imagen obsesa, atrofia los impulsos y la intuición degenera en ese arquetipo de inconsciente colectivo (no-véase Jung, por favor) que no es otra cosa que la insatisfacción. Mucha gracia y pena me causa toda esa gente que dice luchar contra la opresión y represión cuando su credo es la posesión. Se dejan crucificar para demostrar que nada pasa.


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Imposible no sentir vergüenza ante ese empacho de consumir muerte. Sustento inevitable pero qué indigna clausura. Pensamiento heredado por la carencia de libertad.

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La educación es el cultivo de los instintos sin embargo la crueldad es uno de los oficios más antiguos de la humanidad, una virtud a costa del sufrimiento. Junto esas dos palabras, educación-crueldad, para aproximarme a una sociedad incapaz de asumirse a sí misma. ¿Qué se resiste? ¿La producción de ilusiones denominadas mercancías? No. Pues los cuerpos son origen y además objeto de acontecimientos. Si no hay voluntad tan solo existe devenir. M. Augé hablaba del espectáculo sin sueño ni posesión como un desconcierto a lo que antes ya Deleuze declaraba “donde la categoría de lo necesario sustituyó por completo a la categoría de lo posible”. La educación de los instintos. Lo posible como tensión de la voluntad. La conciencia y el lenguaje son hoy una ruina, su nacimiento precede al ser humano. Por eso mismo es interesante vernos a nosotras mismas sin necesidad de un espejo o tercer ojo sino vernos desde el interior y renovar la vida que fije una conciencia nueva y un lenguaje nuevo. Abolir los arquetipos representativos y las representaciones interiorizadas desde las instituciones. Instituciones competentes para instruirnos en las bellas artes y ciencias mediante la afirmación de que una colmena o una manada, son una sociedad, y no lo son, por el mismo motivo que nuestra mente racional trata de dar una significación constitutiva a algo de lo que quiere apropiarse, cosa que define una sociedad.


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Pero la primera apropiación, el primer bien asimilado es la imaginación del prójimo, el sueño del débil. Se crea así un modo deenfermedadmental válida para desasosegar, crear un “génerode incomprensión social. Ese ser excluido de lo “real” bien se deja llevar rio abajo en el barco de los locos de los que hablaba Foucault, o bien río arriba con la soga de la mente única. El estatismo. Definir comoculturalla cuestión de género es tirar de la cuerda a favor del Estado. Realmente somos más ignorantes que malos. La verdad del señor está en el esclavo. ¿Crueldad-criación?


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Pocas cosas son más hermosas que el nacimiento de las flores de un cactus. 


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La aristocracia radical ayuda al recuento de muertos, y centralizar lo económico en la dinamización de una sociedad. Parece ser que existe un eterno juego entre la ignorancia, la crueldad, y el espejismo sobre el momento histórico de cada tiempo, de cada pueblo, y de cada individuo.

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Esta publicación entra en mi [CONTRA] sin embargo tiene la precisa forma de un diario. No tomar en serio el “yo” y solicitar la intelección de una generación futura, o pasada pero de vuelta del futuro. Ironía gravitante. No hacer creer lo que se dice, sino lo que se piensa. Así que sigo disgregando sobre/contra un tema aquí todavía oculto. El sentido obligatorio que carga la palabra género, y cierra un marco. Un poder hipnótico que privilegia a los opresores. Las democracias o republicas burguesas favorecen la “utilidad pública” de género moderando al Estado, humanizándolo. Esta idealización se asemeja a un eterno san Valentín. Este romanticismo nos perjudica aunque nos dibuje una sonrisa boba a los hombres, caridad de la conciencia, carencia de un poder individual. Luego, la mueca platónica. Las masas son un bebé consentido por los publicistas y los políticos. El sujeto humano, el individuo humano, no existe, sino una psique socializada con poca crítica. Obviamente se nos ha hurtado la imaginación e insertado en el modo de sublimación, en el modo de relacionarnos como individuos con una realidad exterior, el estupefaciente de la cotidianeidad. Cháchara impalpable de los convencionalismos. 


“La fuerza del vampiro reside en que nadie cree en su existencia.”
VAN HELSING



Alimentarse contra el cinismo emancipa la emoción política, y aquello que era eximido de un proceso, primero, tiene miedo, y más tarde, es procesado. Un niño en la edad del “superyó” comprende, emprende, el síndrome de la valoración externa. Un anciano con gobierno, creó esa valoración. Más allá del bien y el mal recrear el fascismo es simbolizarlo, y al hacerlo perpetuarlo. Apropiarse del mito como tal (decía Benjamin). Como superficie. ¿Es posible construir algo común o individual sobre esta socialización violenta? ¿Es posible proteger la emoción política sin falta de crítica? ¿Sin la posibilidad de hendir en los símbolos simplistas y enigmáticos al tiempo, la rebelión? Alterar la vida cotidiana es suplantar esa necesidad de rechazo que parece enmascarar a la mayoría de las personas donde ya no se sabe quién es la especie y quién el individuo. Tan entretenidas estamos en denunciar la locura del otro.El infierno, son los otros”. Lema de las activistas ociosas que reparten información “subversiva”. Desde los albores del tiempo siempre ha existido una mayoría opositora, pasiva, fácilmente manejable, adaptable. Desde el paraíso pasando por cualquier arte la mujer es exaltada, ya sea como mujerzuela o generosa sanadora, más que nada para ser sometida al hombre. La conciencia es manipulable, es decir; desplazable. Es capaz de repetir, hasta cierto punto lo aprendido y al aprender poco o nada por sí misma, tiene la perpetua necesidad de ser educada. Necesita vislumbrar un género víctima-victimista y vaciar de sustancia la posibilidad de alteración. La abstención política, la indiferencia, fomenta la unidad, el espacio no-mixto, la convención instrumentalista, primero, provoca la insensibilidad, y al séptimo día resurrección y paseo por las calles de la ciudad detrás de una pancarta. ”La imaginación al poder”.

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Volviendo a ese primer bien asimilado, la conciencia del prójimo, ya sea con el bombardeo de emoticonos, el encadenamiento a la inercia social, o la substracción de la emoción política… llegamos a ver que dicho sistema, sin embargo fomenta la acción pues mide los resultados por la productividad haciendo aparecer la psicosis, la creación delirante de mundos “propios” añadiendo la impotencia a participar en él. El anhelo desaparece. El sistema se desboca por la acción. El hombre ritualiza los tránsitos pues está exiliado de su tradición, como si no estuviera seguro de la continuidad de las estaciones, ritualiza la necesidad. Hoy es día de, mañana es el día de, el día de es el día de. Ese mundo del simulacro empieza desde que el hombre usa la imaginación, como síntesis, como aprendizaje continuo, rígida rentabilidad mercantil. Y esa imaginación está enmarcada en una historia social construida a partir de parámetros masculinos y no femeninos. Así, véase Beauvoir etc, la mujer aspira a convertirse en sujeto y no encuentra mejor opción que descubrirse [el “otro”] del hombre, segundo s… ¿un cuerpo debe estar expuesto a una facticidad muda? ¿en espera a un significado? El hombre, Beauvoir, ese definirse como sujeto contra la naturaleza, es perderse en la apariencia, un saber técnico que privilegia la exterioridad. [“El genero en…” J.Butler: la deconstrucción de la identidad no es la deconstrucción de la política; más bien instaura como política los términos mismos con los que se estructura la identidad] Para Sartre el cuerpo del otro es una “facticidad” sin conciencia. Y aquí es donde llegamos a la psicosis y la náusea claro. Más que síntomas, son el resultado de la incomprensión de la realidad. Pues hay una especie de defecto en nuestro modo de sublimar, defecto, o afecto extra. La sublimación como renuncia al gozo individual. Marcuse decía que la razón es el único poder subversivo. Tampoco es así. Las ficciones y la imaginación, el imaginario social, es fundamental para la comprensión de la realidad que captamos mediante los sentidos. Esa comprensión es la que nos hace humanos.


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Las cárceles están llenas de violencia machista (y no se la considera de género¿?ni de estado), las escuelas también, por no hablar del mundo laboral, sin embargo pocas referencias se observan en los medios de comunicación donde se privilegia el victimismo, y el rezo para que la autoridad divina intervenga. Esa ceguera, o naturalización del mal, es evadir la función específica del presente, como base a “hacer historia”, construir futuro. Esa es la única necesidad social, o más bien… es el futuro quien necesita de nosotrxs. Por eso mismo admiro esos movimientos de mujeres que se articulan en estructuras político-organizativas (distantes de esos grupos de autoconciencia) ya no constreñido en mitos. Incluso dejado atrás el mito de los grupos de mujeres, como sustitutos del mundo doméstico… y en verdad, no soy quién de estar tratando estos temas. No tengo conocimiento ni experiencia. En mis últimos años padecí ciertas dosis de acoso-agresión” además de ser acusado de "acosador¿?" sin embargo en todo momento consciente de que la “locura”, la psicosis, y la violencia nacida por el instinto de posesión y la falta de autoestima no son exclusivas de un género. También empiezo a entender eso dehacer de la vulnerabilidad una herramienta propia”. Renunciar a mis privilegios y no mediante una terapia pues no soy víctima y sí, consciente de la despolitización del poder sobre la sexualidad. Definir como “cultura de la violación” la cuestión de violencia sexual es tirar de la cuerda a favor del Estado. “¡Mira, aquí podrás penetrar a gusto!”. La imagen de la indefensión más absoluta. Superviviente. Aunque así es realmente en demasiados lugares de este mundo.


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La era de la contención, de la rigidez paranoica, cuasi-fálica. Se enfrenta al incremento sin control de la producción.


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No conformarse con que las cosas tengan o no sentido; la trama lógica. Sino producir implicaciones. 

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Salir del atolladero de la subjetividad de género, la diferencia como norma, y aceptar que el género es una relación. Un compromiso del mundo propio con el exterior. Un mundo externo que se va haciendo cada vez más conservador e intolerante. Polarizado. Paranoico. En la psicosis el “otro” no negocia, exige, es lo (separado y separador), roles que luego el mismo psicótico asume. De algún modo esta psicosis está socializada. Y ahí están esos elegantes aficionados de la reforma social, intelectuales hipócritas del compromiso…


La curiosidad sexual tiende al dominio y la seguridad propia, no cuestiona la institución afectiva. El ser crece, interioriza representaciones, escucha subordinado la dispersión de los lenguajes que la “cultura” permite unificar y la competencia…


El efecto de realidad acomoda sus estatutos, así se va capitalizando el potencial humano desde la tierna infancia. Así se llamapobrea quien no satisface las normas del consumo obligatorio. Sin embargo pobres son quienes carecen de memoria y se sitúan delante de la dialéctica que enmarca el “enigma” del momento, lo obvio, la expropiación de la experiencia. Estado de sitio.


“El lugar que ocupa mi cuerpo en el mundo, mi estar aquí,
es el punto de partida por el que reacciono
 en el espacio.”
 Alfred Schutz
Sin decir ni “mu” nos vamos
a alimentar a los gusanos.
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La pedagogía es una violenta secuencia en el proceso evolutivo de la psique, y llegando al ideal de la adaptación se encuentra con la curación. Acalla la voz de los locos que nos hablan de revolución y política. Su presencia infesta.

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Pero la violencia machista existe desde que existe la sociedad, desde que el individuo no sabe qué hacer con la “otredad”, la “diferencia”, desde que no ha sabido cuidar-se y la competencia, el instinto de reproducción…


2 comentarios:

  1. Me ha encantado esa cuántica subersiva de tu texto. Pero creo que te equivocas con la noción de psicosis, la psicosis no te impide participar en la realidad interior/exterior, sin la conciencia, ni el verbo, ni los ojos, aunque hay un desdoblamiento múltiple, onírico, rizomático del devenir de la fuga y del cuerpo. La psicosis lo que provoca es que la conciencia venga desde múltiples y contrarios enfoques. A modo de ejemplo, si una puerta chirría y da un escalofrío, la psicosis hace que tu yo, sea esa puerta y sea el escalofrio, la puerta atrapa la propia psique y la refleja. En la psicosis, todo tiene múltiples significados y prismas. Por eso, cuando una persona está bajo un brote psicótico, la realidad exterior, la cultural, la fascista, la que se bebió empíricamente, la que nos manipuló la nación, la gente, la escuela, los libros, y la interior y secreta y más inefable y absolutamente todo lo que fue captado alguna vez, por la piel, por la herida, por el sueño o por el grito, se arrebata, en búsqueda de una única conciencia, lo que pasa que los significados y percepciones de lo real, ocurren paralelamente a como se muestran cuando soñamos.

    He sido psicótica. Y sobre los psicóticos, el capitalismo arroja terriblemente una quema de brujas. La locura en realidad es la mayor subversión hacia la realidad cuántica y el rizoma ácrata y el hummus de la conciencia, aunque sea un viaje sobre el abismo y el salvaje poseidón, aunque tenga que morirse el yo y la otredad. La psicosis aunque parezca lo contrario a ojos de los que no la han vivido, es un viaje de unión de las conciencias.

    Salud!

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    1. [“…la inercia social, o la substracción de la emoción política… llegamos a ver que dicho sistema, sin embargo fomenta la acción pues mide los resultados por la productividad haciendo aparecer la psicosis, la creación delirante de mundos “propios” añadiendo la impotencia a participar en él.”]

      Hola Mareva. Intento resumir, cuando me refiero a la psicosis, me refiero a la paranoia, obviamente el capitalismo bien se sirve de esa cuestión. El arte proveniente de la paranoia está bien pagado sin embargo en la sociedad, en la relación cotidiana es rechazada “quema de brujas” o bien dirigida al consumo con medicación. Pues no es lo mismo la base, la estructura psicótica del capitalismo, que la cuestión individual. Aunque la sensación, vamos, del psicótico… simplificando, es parecida del ser embriagado que piensa que las personas que lo rodean están en el mismo estado ¿unión de las conciencias?. Cuando me hablas de esas sensaciones, escuchar un chirrido de una puerta y sentirse bisagra, me recuerda a la sinestesia, no es lo mismo vamos, aunque tiene cierta similitud. Por cierto, la mente occidental carece de antropología del paisaje.

      El pensamiento occidental tiende desde su inicio a la atomización, a una racionalización androcéntrica. Y obviamente, falla. El “yo”, la otredad, la conciencia… son conceptos muy fácilmente manipulables, entran en esa mecánica historicista, de temporalidad y sin tener en cuenta una antropología espacial.

      Esta publicación está a la espera de una segunda parte. Obviamente intentaré no alejarme de la cuestión de género.

      Salud y lucha!!

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