El
pasado año tuve la gran suerte de leer este libro único. Aquí os dejo un
fragmento de uno de sus extensos y tan lúcidos como lúdicos capítulos. Traducido
también ó galego. Es un libro, que pone por decirlo de algún modo, en
entredicho, otros grandes libros que “analizan” su zeitgeist, no directamente
pues Josep M. evoca mucho el tratamiento de las imágenes ya sea cinematografía,
pintura, neón. Este libro se escombra a través de las ruinas del intelecto; la
fetichización de la necesidad, el mito institucional (interno_aexterno), el
capital y el porvenir. La abstracción del concepto. La Gran Espiral. Aquí, una
tensa mirada hacia el islote occidental. El mismo que aniquiló en La Gran
Conquista XVI a una cuarta parte de la humanidad.
La
psiquiatría, a mi modo de ver sólo es válido como factor específico y es así
como este libro ¿psicohistoria?(IsaacAsimov), se sitúa como engranaje en el paranoico
siglo XXI. Sin obviar los flujos de histeria, y esquizofrenia de todos aquellos
pueblos asentados en un Estado. La disposición lógica de los mismos hacia el
mito, al más allá, puede observarse como en el siguiente fragmento del prólogo,
“Practicamente ninguna teoría
de la comunicación ha contemplado las consecuencias de un enloquecimiento de
los circuitos comunicativos, excepto como patología, es decir, como una
excepción. Me refiero expresamente a los circuitos comunicaticvos de carácter tecnológico, a
saber, construidos tecnológicamente racionales. Se supone que este tipo de
circuitos puede estropearse, pero no se concibe que enloquezcan. Cuando se ha representado esta posibilidad
en la ficción, por ejemplo en el caso de HAL 9000, la inteligencia artificial
que controla la nave Discovery en 2001. Una odisea en el espacio, la novela de
Arthur C: Clarcke y la película de Kubrick, la máquina enloquece en tanto que se
parece a los humanos.( . . . )“
No
quisiera distorsionar más el
contenido del libro. Os invito a leerlo.
*
JOSEP
M. CATALÀ
LA GRAN
ESPIRAL
CAPITALISMO
Y PARANOIA
sans
soleil
ediciones
*
EL
CAMPO DE BATALLA ARDE
Puede
que la religión sea una neurosis social, como decía Freud, pero la violencia es
el síntoma de una psicosis social. Estoy hablando de síntoma porque la psicosis
no radica en la violencia en sí, sino que se encuentra en los múltiples caminos
que llevan a esa violencia. Obviamente el individuo que practica la violencia,
ya sea como un acto aislado u obedeciendo órdenes, está loco de una forma u
otra. Pero la sociedad que conduce a esa violencia es, asimismo, o quizá
principalmente, una sociedad psicótica. Se argüirá que no se puede diagnosticar
de la misma forma a un quinceañero que dispara a un desconocido por
aburrimiento que a un soldado que mata obedeciendo órdenes. ¿Incluso si esas
órdenes implican disparar contra una multitud o lanzar gases letales sobre la
población civil? Hay una cierta diferencia moral considerable entre disparar
contra un enemigo incorrecto que apenas se vislumbra en el fragor de una
batalla y ejecutar un acto cuyas crueles consecuencias se asumen de antemano.
¿Los nazis se volvieron locos y por ello decidieron eliminar a los judíos, o lo
que llevó al exterminio de éstos fue un tipo de estructura mental que permitía
actos barbáricos cuyo alcance ir más allá de la imaginación humana? Matar y
planificar la muerte constituyen dos tipos de violencia distintos; por ello los
códigos penales consideran agravante la premeditación y la alevosía. Habría,
pues, una forma de matar inhumana y otra humana. Esta segunda se considera la
peor de las dos, porque implica una condición del mal, una dilatación de las
consecuencias de determinado acto que acarreará la muerte. Se supone que en ese
espacio que media entre la intención y el acto hay tiempo para reflexionar
sobre las consecuencias y, por tanto, para renunciar a ejecutarlo. Por el
contrario, los llamados crímenes pasionales se beneficiaban hasta hace bien
poco de una cierta condescendencia judicial, cuando no social. No tanto por el
hecho de que se considerasen incontrolables a causa de las emociones que
embargaban en aquel momento al ejecutor, sino porque se justificaban esas
emociones supuestamente detonadoras del crimen cuando éste lo cometía un hombre
y la víctima era una mujer. Una larga y nefasta tradición melodramática no sólo
justificaba el castigo de la traición femenina, a diferencia de la masculina,
sino que embellecía la figura del hombre que era capaz de tomarse la justicia
por su mano: el rapto emocional lo hacía más hombre a los ojos de todos,
incluso de las mujeres.
Más
allá de estas construcciones culturales de carácter claramente patológico, se
halla la consideración que se tiene de lo emocional como un rasgo primitivo. En
realidad, la cultura occidental sólo ha querido comprender las emociones cuando
han estado relacionadas con la muerte. Desde la tragedia griega a Shakespeare,
desde el melodrama como género al cine de terror, las respuestas emocionales
sólo han sido culturalmente asumibles, para bien o para mal, cuando la muerte
encontraba el origen o en el destino de las mismas.
Pero
ello obedece a la idea de que las pasiones y las emociones son residuo de la
inhumanidad del hombre, de cuando éste no era todavía humano: se castiga, pues,
el crimen ejecutado razonablemente no tanto por el acto de violencia que
significa sobre otro ser humano, sino por lo que de
violencia implica sobre la racionalidad en sí. Quienes no pertenecen
enteramente a la humanidad son menos peligrosos
que los que, perteneciendo a ella, se comportan como si no, y ponen en
evidencia la precariedad de esa misma separación. He hablado de alcanzar la
categoría de hombre porque ese escalón lo instalaron ellos para separarse de
los inhumanos capaces de hacer barbaridades, sin darse cuenta de que había otro
peldaño por encima de esa categoría de hombre que implica el ser personas. No hemos
adquirido todavía la mentalidad necesaria para producir una sociedad de
personas, sino que nos encontramos instalados aún en la región penumbrosa de
los hombres, a la que se añaden las mujeres a medida que esos hombres permiten
acceder a su estatus. Pero, socialmente, apenas sí existen las personas y,
cuando las hay, se encuentran comúnmente aisladas, sin morada. La sociedad de los
verdaderos seres humanos de la que hablaba antes es una sociedad de personas, a
las que pueden incorporarse incluso animales que no razonan, pero que sienten
de forma parecida a los humanos. Decía Cyril Moulin Fournier, miembro de una
familia francesa que estuvo secuestrada por el grupo Boko Haran durante dos
meses, que no es la crueldad la que mata, sino la ignorancia. La ignorancia que
puede alcanzar el ser humano es infinitamente mayor que la que tiene cualquier
animal, y a ella se le añade a veces esa crueldad a través de la cual la
ignorancia mata con ensañamiento, una característica ajena al mundo animal. En
ninguno de los conceptos clásicos de persona, desde San Agustín a Boecio,
parecen encajar los animales, que no tienen conciencia ni capacidad de
razonamiento pero les encontraríamos acomodo en ellos si añadiéramos a una
lista de requisitos los sentimientos en todos sus innumerables matices. Así
como hay nombres bestiales, desprovistos de sentimientos, debemos considerar la
existencia de bestias sentimentales que, junto con las personas humanas,
formarían el conjunto de una nueva humanilidad.
Pondera Derrida en su último seminario la ferocidad del soberano para concluir
que la bestia es el soberano.
Considerar
que es la conciencia y la capacidad de raciocinio lo que determina la condición
de la persona es insensato, puesto que muchos humanos matan a conciencia y
razonadamente, es más, son los únicos animales capaces de hacerlo de esta
manera; el crimen es un acto típicamente humano. La cuestión es poder
establecer la relación que la locura guarda con el crimen. Que el crimen sea
una locura no quiere decir que la locura sea un crimen. En la estructura de
esta frase, fácilmente reversible, reside una insidiosa máquina mental capaz de
producir muchos y graves errores de apreciación que permiten tanto disculpar a
un criminal por considerarlo loco, como culpar a la locura de cualquier acto
criminal. De la misma manera que podemos estar de acuerdo en que no es la
crueldad lo que mata directamente, pues precisa de la ignorancia, tampoco la
locura lo hace, ya que es necesario algo más que estar loco para matar y es
este otro requisito –ignorancia, crueldad, falta de empatía, interés- el
determinante.
Deberíamos
reparar en los detalles que afloran en los actos de extrema violencia. Por
ejemplo, el hecho de que las bombas atómicas que iban a ser arrojadas sobre las
poblaciones de Hiroshima y Nagasaki fueron denominadas “Little boy” y “Fat man”
(había una tercera, Thin man”, que no se lanzó) –el niño, el hombre gordo y el
hombre delgado- personifican alegremente, con un sentido del humor castrense,
los instrumentos de lo que en aquel momento era la violencia suprema: aquéllos
que todavía no eran personas se dedicaban a personificar objetos.
Es
necesario destacar otro detalle de este caso de planificación sistemática y
científica de la muerte. Se trata del hecho de que Paul Tibbets, el piloto del
Enola Gay, el avión que transportaba la bomba fue arrojada sobre Hiroshima,
fuese condecorado con la Cruz de Servicios Distinguidos tan pronto como regresó
de su mortífera misión. Paul Tibbets confesó a un reportero, refiriéndose a su
cometido, que él no era un tipo emocional: “no tuve ni el más mínimo maldito
pensamiento, o le diría cual fue, hice el trabajo y no sabe lo aliviado que me
sentí de que hubiera salido bien”. Curiosamente algo parecido respondió el
ministro de finanzas de Portugal, Vítor Gaspar, encargado de efectuar los
drásticos recortes que empobrecierton al país entre 2011 y 2013, y sumieron a
gran parte de la población en la miseria: “No tengo ni idea de lo que pensé
cuando dejé el gobierno”. No es lo mismo soltar una bomba atómica sobre una
zona densamente poblada que bajar los sueldos de los trabajadores y los
impuestos de los empresarios, pero ambos gestos, de distinto calibre pero ambos
moralmente nefastos, coinciden en la impresión que tienen sus autores de que
con ellos estaban cumpliendo con su deber y de que además el acto no les
provocó (ni fue provocado por) ningún pensamiento. “No me temblará la mano”, es
una expresión que aparece en estos momentos en los que el ser humano decide no
pensar lo que está haciendo. A las personas les tiembla la mano precisamente
porque piensan en las consecuencias de sus actos y dudan. Kierkegaard asumía
que temor y temblor iban unidos en los momentos de las grandes decisiones,
incluso en las más absurdas, como a la que se enfrentó Abraham cuando recibió
la orden divina de sacrificar a su hijo.
Se ha
hecho célebre la expresión “la banalidad del mal”, que Hanna Arendt acuñó para
referirse al criminal nazi Adolf Eichmann. La escritora sacó esta conclusión de
las declaraciones que el antiguo miembro de las SS hizo durante el célebre
juicio que contra él se llevó a cabo en Jerusalén. Eichmann alegó en su
descargo que se había limitado a cumplir órdenes que recibía, que su obligación
era llevarlas a cabo con la mayor eficiencia posible. Obligación y eficiencia
se oponen, pues, al temor y el temblor. ¿Estaba obligado Abraham a cumplir la
orden de Dios de sacrificar a su hijo? se pregunta Kierkegaard. Decía Camus que
entre la justicia y su madre, escogería siempre a su madre. Pero, ¿qué sucede
cuando salvar a la madre trae como consecuencia la más grande de las
injusticias? A veces, apelar a la madre, en la figura, por ejemplo, de la madre
patria (esa contradicción de términos en la que nunca caería Camus) o a Dios,
el padre que nos ha escogido por sobre todas las naciones, es una manera de
sofocar el temor y el temblor. Pero cuántas veces la asunción del temor no es
más que una manera de evitar el temblor. Las cosas se hacen por el temor de
Dios y deja entonces de temblar la mano y el cuerpo. En el temblor está el
origen de la responsabilidad moral y, por consiguiente, del pensamiento libre.
Arendt
extrajo de las declaraciones del burócrata nazi una conclusión aún más
trascendental que la referida a que la maldad es, en última instancia, vulgar;
dijo que Eichmann era una persona incapaz de pensar. La ausencia de pensamiento
conlleva una carencia equivalente de emociones. Las emociones, el temblor, nos
llevan a la reflexión, mientras que su carencia tiene en su origen el temor; un
temor que puede haber sido materializado en las leyes correspondientes o
absorbido en su esencia por órdenes recibidas. Quien teme y tiembla deja
abierto un camino de salvación. Por el contrario, quien no tiembla ha dejado
también de temer y se limita a adaptarse a las formas sociales del temor.
Adol
Eichmann, el aplicado funcionario nazi encargado de los trenes que
transportaban a los judíos a los campos de exterminio, fue juzgado y condenado,
como lo fueron otros (no todos) dirigentes del partido en Núremberg: fueron
juzgados como los criminales que eran. Pero lo más cerca que estuvieron de un
juicio los pilotos que bombardearon las ciudades japonesas, causando centenares
de miles de muertos, fue por contrariar los planes del Estado Mayor, ya que el
mal tiempo obligó a uno de ellos, Charles W. Sweeney, que pilotaba el segundo
avión, a cambiar de ciudad y bombardear Nagasaki en lugar de Kokura. Sentados
sobre un montón de cadáveres calcinados, los miembros del Estado norteamericano
debatían sobre si había que penalizar al piloto por haber hecho más caso a la
climatología que a sus órdenes. Era obvio que la civilización había traspasado
la línea de su propio horizonte y que el Apocalipsis que se había iniciado con
el holocausto judío estaba siendo superado: los hombres se instalaban
cómodamente en el Paraíso, donde no se teme ni tiembla, porque en él la
eficacia sin reflexión lo es todo. ¿No estaremos hablando de inteligencia
artificial?
Philip
K. Dick diseñó un mundo al revés en el que Japón y Alemania habían ganado la
guerra. En ese mundo tampoco hubo juicios por los crímenes cometidos. No nos
debe caber ninguna duda que este mundo posible sería un mundo peor. Sin
embargo, Dick nos lo describe como un mundo normal, no porque considerase que
la victoria de las potencias del eje hubiera sido deseable, sino porque tenía
la impresión de que se podía vivir bajo la dictadura del mal como si no pasase
nada; de que el mal puede crear fácilmente su normalidad. Cuando un estado de
excepción se prolonga lo suficiente, desaparece la excepción y queda en pie el
estado, la bestia soberana.
En
realidad, toda la obra de K. Dick está dedicada a mostrarnos que se puede vivir
normalmente en la peor de las pesadillas, siempre que éstas se hayan
socializado convenientemente. Nada es estable y por lo tanto todo tiembla.
Los que
hemos vivido bajo una dictadura sabemos que se puede llevar una vida normal en
un régimen como éste, que su criminalidad esencial se desplaza a zonas que no
repercuten inmediatamente en la vida cotidiana; que si uno aprende a no meterse
en líos, como acostumbra aconsejar la familia, el mundo sigue como si fuera el
mejor de todos los posibles. Ya puede ser pésimo el estado de la realidad que,
se prolonga lo suficiente, crea buenos hábitos e incluso buenos ciudadanos. Lo
que quizá no queramos aceptar con tanta facilidad es que ellos nos convierte
también a nosotros en criminales, no moralmente, sino mentalmente. Aceptamos
como normal lo que no lo es, pero poco se puede hacer a menos que creemos un
estado de excepción de la conciencia. Sebald se asombraba de que los
devastadores raids aéreos que los aliados lanzaron sobre las ciudades alemanas
poco antes de terminar la guerra se hubieran desvanecido de la memoria de los
alemanes: “esta escandalosa deficiencia, que se ha ido haciendo cada vez más
evidente a lo largo de los años, me recordaba que había crecido con la
sensación de que algo estaba siendo ocultado: en casa, en la escuela, y por los
escritores alemanes cuyos libros leía con la esperanza de obtener más
información acerca de los monstruosos acontecimientos que constituían el fondo
de mi propia vida” Pero el silencio no reinaba sólo entre los alemanes; tampoco
parecían recordar nada en absoluto quienes lanzaron las bombas incendiarias
sobre la población civil como castigo por haber seguido siendo alemanes cuando
Alemania había enloquecido. ¿No se ha impuesto en España la desmemoria
histórica que sepulta por segunda vez a las víctimas del franquismo en sus
fosas y cunetas? ¿Se puede seguir viviendo normalmente sobre esa inmensa fosa
común en la que se ha convertido el mundo a causa de no querer recordar los
innumerables muertos que causa constantemente un determinado estado de cosas?
En las
películas de terror, pienso especialmente en Poltergeist; construir una
urbanización sobre un antiguo cementerio trae siempre desagradables
consecuencias. No es posible vivir en paz porque los muertos reclaman su lugar
en una alegoría de aquello que Freud caracterizaba como retorno a lo reprimido.
Pero no esperemos que esta revuelta produzca la aparición de fantasmas, porque
los fantasmas somos nosotros mismos: somos el resultado de lo que se ha
reprimido, somos nosotros las flores del mal que crecen en un territorio
plagado de cadáveres sin sepultura.
***
invasão do Iraque-celebração
Talve
z a religião é uma neurose social, disse Freud, mas a
violência é um sintoma de uma psicose social. Eu estou falando sobre sintomas
porque a psicose nom radica na violência não é em si mesmo, mas é encontrado em
vários caminhos que levam a tal violência. Obviamente, o indivíduo que pratica
a violência, quer como um ato isolado ou ordens obedecendo, ele é louco, de uma
forma ou de outra. Mas a sociedade que leva a este tipo de violência também, ou
talvez principalmente, é uma sociedade psicótica. Será argumentado que não
podem ser diagnosticados da mesma forma um adolescente que dispara um estranho
para o tédio e quem mata um soldado obedecendo ordens. Mesmo se essas ordens
envolvem disparar contra a multidão ou lançar gases mortais contra civis? Há
alguma diferença moral considerável entre disparar um inimigo errado que apenas
vislumbrados no calor da batalha e realizar um ato cujas consequências cruel
são assumidos de antemão. ¿Será que os nazistas foi à loucura e por isso
decidiu eliminar os judeus, ou o que levou ao extermínio destes era um tipo de
estrutura mental que permitiu atos bárbaros pra ir além do escopo da imaginação
humana?
Matar e planificala morte são dois tipos diferentes de
violência; portanto, considerada agravante códigos penais premeditação, dolo. Portanto
havia uma maneira de matar outro ser, humano e desumano modo. Este último é
considerado o pior dos dois, porque implica uma condição do mal, uma dilatação
das consequências de uma determinada ação que irá levar à morte. Supostamente
há tempo para refletir sobre as conseqüências no espaço entre a intenção eo ato
e, portanto, a desistir executalo. Por outro lado, os chamados crimes
passionais beneficiou até recentemente uma certa condescendência tribunal, se
não social.
Não tanto pelo fato de que foram consideradas
incontrolável por causa das emoções que embargabam no momento o executor, mas
porque essas emoções são justificadas quando este cometeu um homem e a vítima e
uma mulher. detonação justificada quando assim
comete um homem e a vítima era uma mulher. A longa e nefasta tradição
melodramática não só justifica a punição da traição feminina, ao contrário do
masculino, mas embelezar a figura do homem que foi capaz de fazer justiça com
as próprias mãos: o arrebatamento emocional fez mais homem no olho de todos,
incluindo mulheres.
Além destas construções culturais de caráter claramente
patológico, achase consideração em que o emocional como um traço primitivo. En
verdade, a cultura ocidental só queria entender as emoções quando eles têm sido
relacionados com a morte. Da tragédia grega ao Shakespeare, a partir do
melodrama como um filme de terror , as respostas emocionais só foram
culturalmente aceptable, para melhor ou pior, quando a morte foi a origem ou o
destino do mesmo.
Pero iso é debido á idea de que as paixóns e emocións son
residuos da inhumanidade do home, cando aínda era humano: é delito, polo tanto,
crime razoablemente executada non tanto pelo acto
de violencia que significa noutro ser humano, pero iso implica a violencia
sobre a propia racionalidade. Os que non pertencen enteiramente á humanidade
son menos perigosos que os que a el pertencen, se comportan como se nom, e
destacam a precariedade desta separación, a evidencia. Falei para alcanzar a
categoría de home, porque ese paso foi introducido-por eles para separarse dos
inhumanos capaz de facer barbaridade, non entendendo eles que había outro paso
anterior esa categoría de home é implica ser persoas. Aínda non adquiriron a
mentalidade necesaria para producir unha sociedade de persoas, senón que se
instalan na rexión din entre homes, e as mulleres son engadidos como estes homes, a
permitir o acceso ao seu estado. Pero socialmente, a xente simplemente non
existen e, cando existen, son comunmente isoladas, sen morada. A sociedade dos
certos seres humanos que estaba falando antes é unha asociación de persoas, que
pode incluso ser incorporado animais irracionáis, pero se senten un pouco como
os seres humanos. Cyril Moulin dixo Fournier, membro dunha familia francesa que
foi secuestrado polo grupo Boko Haran por dous meses, que non é a crueldade quem
mata, pero si a ignorancia. A ignorancia que pode acadar o ser humano é
infinitamente maior que ten algún animal, e engádese que a crueldade, por veces,
por ignorancia dos que mata con crueldade, unha característica mundo animais de
fóra. En ningún dos conceptos clásicos de persoa, a partir de St Augustine para
Anicio Boecio, eles parecen encaixar os animais, que non teñen capacidade de
consciencia ou razoamento, pero ía atoparíamos-lles aloxamento engadido á lista
de requisitos, os sentimentos en todos os seus variados tons. Así como existen nomes
bestiáis, desprovistos de sentimentos debemos considerar a existencia dos
animais sentimentais, xunto coas persoas humanas, forman o conxunto dunha nova humanilidad. Pondera Derrida no seu
último seminario -a ferocidade do soberano a concluír que a besta é o soberano.
Considerar que é a conciencia e a capacidade de razón o
que determina a condición de persoa é insensato, xa que moitos seres humáns
matan a conciencia e fundamentado, por outra banda, son os únicos animáis
capaces de facelo deste xeito; crime é, un fato, polo xeral humano. A cuestión
é establecer a relación que a tolemia ten para o crime. O crime é unha tolemia,
non significa que a tolemia é un crime. Na estrutura desta frase, facilmente
reversible, atopa-se unha máquina mental insidiosa capaz de producir moitos
erros graves de xuízo que permitan tanto a escusa dun criminal para
considera-lo tolo, como culpar a tolemia de calquer acto criminal. Do mesmo
xeito que podemos aceptar que a crueldade non é o que mata directamente,
precisa da ignorancia, a demencia non, porque precisa de algo máis que ser tolo
para matar e este é este requisito -ignorancia , a crueldade, a falta de
empatía, interese- o determinante.
Debemos ter en conta os detalles que xorden en actos de
extrema violencia. Por exemplo, o feito de que as bombas atómicas fosen
lanzadas sobre as poboacións de Hiroshima e Nagasaki foram nomeadas
"Little Boy" e "Fat Man" (había un terceiro home, Thin man
", non lanzado) -a neno , o gordo eo fraco homens a personificar felizmente cun sentido do humor
castrejo, os instrumentos que na época era a violencia suprema: aqueles que ainda não
eram pessoas. foron contratados
para personificar obxectos.
Deve notar-se um outro detalhe do presente processo de
planeamento sistemática e científica de morte. É o fato de que Paul Tibbets, o
piloto do Enola Gay, o avião que transportava a bomba foi lançada sobre
Hiroshima, foi condecorado com a Cruz Distinguished tão logo ele retornou de
sua letal missão de Serviços. Paul Tibbets confessou a um repórter,
referindo-se à sua missão, que ele não era um ser emocional "não
tinha a menor idéia do caralho, mais vou dizer que era, eu fez o trabalho, e
não sabe voçè como aliviado eu senti que ele tinha ido tudo bem."
Curiosamente algo asìm disse o ministro das Finanças de Portugal, Vitor Gaspar,
responsável pela realização dos cortes drásticos que empobrecierton o país
entre 2011 e 2013, e mergulhou grande parte da população na miséria: "Eu
não tenho idéia do que eu pensava quando deixei o governo ". Não é
o mesmo lançar uma bomba atômica em uma área densamente povoada que salários
mais baixos para os trabalhadores e baixar impostos ós empresários, mas ambos
os gestos, calibre diferente, mas ambos moralmente prejudiciais, concorde
imprimir com os autores que, com eles estavam fazendo seu dever e também o ato de
não causar-lhes (ou causado por) qualquer pensamento. "não tremerâo a mân"
é uma expressão que aparece nestes tempos em que os seres humanos decidem não pensar
que o que está fazendo. A mão treme nas pessoas precisamente porque eles pensam
sobre as conseqüências de suas ações e dúvidam. Kierkegaard assumiu que temor e
tremor foram unidos em momentos de grandes decisões, mesmo nas mais absurdas,
como a que Abraham enfrentou quando ele recebeu uma ordem divina de sacrificar
seu filho.
***
Tornou-se famosa a frase "a banalidade do mal",
que Hanna Arendt cunhou para se referir ao criminoso de guerra nazista Adolf
Eichmann. A escritora chegou a esta conclusão a partir das declarações do
ex-membro da SS feita durante o famoso julgamento contra ele foi realizado em
Jerusalém. Eichmann alegou em sua defesa que vinha apenas seguindo ordens
recebidas, seu dever era para realizá-los, o mais eficientemente possível.
Obrigação e eficiência é, portanto, oposto a temor e tremor. ¿ foi forçado
Abraão para cumprir o mandamento de Deus para sacrificar seu filho? Kierkegaard
pergunta-se. Camus disse que entre a justiça e sua mãe, sempre escolher sua mãe.
Mas, ¿ quê acontece quando você salva a mãe traz
como conseqüência a maior das injustiças? Às vezes apelar para a mãe, na
figura, por exemplo, a partir do mãe-patria (esta contradição em termos em que
nunca caeu Camus) ou Deus, o Pai que nos escolheu acima de todas as nações é
uma forma de acabar com temor e tremor. Mas quantas vezes a suposição do medo é
apenas uma maneira de evitar o tremor. As coisas são feitas pelo temor de Deus
e, em seguida, parar de tremer as mãos e corpo. No tremor fica a origem de responsabilidade
moral e, portanto, da liberdade de pensamento.
Arendt extraí das declarações do burocrata nazista, uma
conclusão ainda mais importante do que as referidas o mal é, em última análise,
vulgar; Ele disse que Eichmann era uma pessoa incapaz de pensar. A ausência de
pensamento leva a uma equivalente falta de emoções. Emoções, tremor... nos levam à reflexão, enquanto que a ausência
tem a sua origem no medo; um medo que poden ter sido materializados em leis
relevantes ou absorvido em sua essência por ordens recebidas. Quem teme e treme
deixa em aberto um caminho de salvação. Pelo contrário, que não treme também
deixóu de temer e simplesmente se adapta às formas sociais de medo.
Adol Eichmann, o aplicado oficial nazista ao
transportamento de judeus ós campos de extermínio, foi julgado e condenado,
assim como os outros (não todos) os líderes do partido em Nuremberg: foram
julgados como criminosos que eram. Mas o mais próximo fossem um julgamento, os
pilotos que bombardearam cidades japonesas, causando centenas de milhares de
mortos, foi por ir contra os planos do Estado-Maior General, como o mau tempo,
forçou um deles, Charles W. Sweeney, aquele pilotou no segundo avião, para
mudar cidades, e bombardear Kokura, em vez de Nagasaki. Sentado sobre uma pilha
de corpos carbonizados, os membros do Estado norte-americano debaten-se a
penalizar o piloto por ter feito mais atenção ao tempo, que suas ordens. Era
óbvio que a civilização tinha cruzado a linha de seu próprio horizonte e que, o
apocalipse tinha começado com o holocausto judeu estava sendo passado: os
homens se estabeleceram confortavelmente no Paraíso, onde não há medo nem
tremer, porque nela, a eficácia sem reflexão é tudo. Não estamos a falar de
inteligência artificial?
Philip K. Dick concebe um mundo de cabeça para baixo em
que o Japão ea Alemanha tinha ganhado a guerra. Nesse mundo não havia processos
por crimes cometidos. Nom deve haver nenhuma dúvida de que este mundo seria um
mundo mais pobre possível. No entanto, Dick descreve-o como um mundo
normal, não porque considerou que a vitória das potências do Eixo teria sido
desejável, mas porque ele tinha a impressão de que se podia viver sob a
ditadura do mal como se nada tivesse acontecido; que o mal pode facilmente
criar normal. Quando o estado de emergência está bem esticado, a exceção
desaparece e permanece de pé o estado, besta-soberano.
Na verdade, toda a obra de K. Dick é dedicada a mostrar
que você pode geralmente viver no pior dos pesadelos, desde que tenham sido
devidamente socializados. Nada é estável e, portanto, tudo treme.
Aqueles que vivemos sob uma ditadura sabemos que você pode
levar uma vida normal em um sistema como este, que sua criminilidade
essencial move-se para áreas que não têm impacto imediato na vida cotidiana; que
se alguém aprende a não entrar em apuros, como a família aconselha o habitual,
o mundo continua como se fosse o melhor de todos os possíveis. Ele já pode ser o
pior estado de uma realidade que é suficientemente prolongada, cria bons
hábitos e até mesmo bons cidadãos. O que você pode não querer aceitar, tão
facilmente. é que eles também nos fan criminosos, não é moralmente, mais si
mentalmente. Aceitamos como normal o que não é, mas pouco pode ser feito a
menos que criar um estado de emergência da consciência. Sebald foi maravilhado com os ataques aéreos devastadores que os
aliados lançados em cidades alemãs antes de terminar a guerra, havia
desaparecido da memória dos alemães, "esta
deficiência escandalosa, que tem sido cada vez mais evidente ao longo dos anos,
eu lembrei que eu tinha crescido com a sensação de que alguma coisa estava
sendo escondida: em casa, na escola, e escritores alemães, cujos livros que lín
na esperança de obter mais informações sobre os eventos monstruosos que formaram
o fundo na minha própria vida" Mas o silêncio reinava não só entre os
alemães; eles não parecem se lembrar de nada em tudo qué jogarom as bombas
incendiárias contra civis como punição por ter seguido sendo alemães,
permaneceram, quando a Alemanha tinha enlouquecido. ¿Não é imposta a amnésia
histórica da Espanha que enterra uma segunda vez para as vítimas do franquismo,
em suas trincheiras e valas? ¿Você pode continuar normalmente viver nessa fosa
comum imensa que se tornou o mundo por causa de não querer recordar os inúmeros
mortos que causa um certo estado de coisas?
Em filmes de terror, eu acho especialmente em
Poltergeist; construir um conjunto habitacional em um antigo cemitério sempre
traz conseqüências desagradáveis. Você não pode viver em paz porque os mortos
reclaman o seu lugar em uma alegoria do que Freud caracteriza como um retorno
do recalcado, reprimido. Mas não espere que esta revolta produza a aparência de
fantasmas, porque fantasmas somos nós mesmos: nós somos o resultado do que foi
reprimido, nós somos as flores do mal que crescem em um território crivado de
cadáveres insepultos.
Fragmento do
livro "A grande espiral"
Josep M. Català
Interesante texto el que traes CC, increíble ver como los individuos somos capaces de crear nuestras propias vidas dentro de mundos y sociedades totalmente amorales e injustas, y seguir viviendo como si estuviésemos en el mejor de ellos siguiendo con nuestra vida cotidiana. Mecanismo de supervivencia, dirán muchos que es, pero que realmente cuestiona nuestra conciencia como individuos, como somos capaz de ceder e ir entregando nuestros derechos individuales con tal de seguir encajando en la matriz social. Por ello imagino que artistas, individualistas y anarquistas levantan siempre tanto temor entre los que ostentan el poder, gozan de algo que los hace menos permeables a los vaivenes sociales conservando su individualidad. En una visita a Cracovia, me impresionó el relato de un guía sobre como polacos y judíos habían ido aceptando las normas de los invasores nazis sin ofrecer resistencia. Un proceso lento, poco a poco, en el cual por semanas o meses se iban restringiendo derechos a unos, como uso limitado de tranvías, coches especiales segregados para unos pero no los otros, etc... pequeñas "tonterías" que uno va aceptando al principio, unos por sentirse privilegiados otros aceptando la humillación por no ser tan grande, hasta que lentamente va dinamitando la personalidad y se van aceptando todo tipo de agresiones, hasta el encierro en Ghettos y el trágico final que les esperaba. Me sorprendió lo maquiavélico del proceso por lo diseñado y planeado que estaba y el conocimiento psicológico que implica tener de como manipular a las personas. Precisamente leía el otro día un texto sobre la conciencia, lo que somos, que definía la conciencia como una colección de percepciones que se suceden que están en un flujo y movimiento perpetuo. Lo cual hace de nuestra identidad un elemento muy frágil y expuesto a los sucesos externos, si además consideramos que la identidad se construye en sociedad por la necesidad de grupo, da miedo pensar la velocidad y facilidad con la que una mayoría de la masa puede cambiar y abrazar rápidamente un régimen autoritario e injusto. A veces me aterrorizo pensando como actuaría yo de encontrarme en una situación extrema como esta, aunque quizás el error está en pensar así, cada vez lo tengo más claro, no hay que ceder ni conformarse ni con la más pequeña de las injusticias, o políticas inmorales, una vez se cede a pequeños cambios es fácil seguir pendiente abajo. Por ello el activismo debe ser constante y permanente, no ceder y luchar siempre por buscar un mundo mejor para todos, sobre todo para las minorías que son las primera en sufrir los abusos de una mayoría convencida y complacida.
ResponderEliminarUn abrazo
La conversión
ResponderEliminarde la parrousia
en espectáculo.
Explosión.
Implosión.
EL cansancio
de la amputación
__________y ya
ser dígito.
Extremo.
Sin exterior.
Neutra,
científica
cualquier observación
que llega a tiempo
fatua.
Privilegio de pobreza
desaparición
determinada
por altos mandos.
Apropiar el dolor
en crecientes beneficios.
El ser productivo
atormenta
al ser creativo.
Tiempos modernos.
Lucro-lacra.
El control
____-del dígito
Absoluto
Lo político?
___-el apareamiento
Mundano.
La Inquisición Tecnológica
de la fè practicante
reucirá a un tercio
la población
no androide.
Parirán el hambre con dolor
hasta perder conciencia
hasta perder habla.
Los idiomas no secuenciados
_____________autónomos
se despellejarán de la piel del salvaje.
Opaco. El constructo. El conducto
plano
de los afectos, lejos
de la percepción.
El campo matricial de la percepción
ha sido devorado quizás
aquella autofagia del humanismo,
que hace del derecho
pseudomística.
Post – percepción.
El tedio del situacionista, del surrealista
quizás.
Las vidas programadas al dictado
de un código de barras.
|||||||||||||||||||||||
Un fuerte abrazo aka
Un fuerte abrazo aka, gracias tu comentario al hilo. El poder legitimado como es hoy en día es lacra. Lugar. Deshacernos de ellos, hacer escombro de todo fundamento autoritario. Pararnos con detalle. El estudio de Català es muy recomendable.
Gracias por tu respuesta CC, me han encantado los versos rabiosos, los he leído casi como si de una cadena de montaje o un código binario se tratase, muy físico, muy material, en su agresividad. Miraré de conseguir una copia del libro de Català.
ResponderEliminarUn abrazo,
(espero que el tiempo sea mejor y las salidas al monte ya sean una realidad)