22 de agosto de 2011

"Correspondencia"


“Correspondencia”

De: Daniel
Asunto:
Para:
Fecha: sábado, 20 de agosto, 2011 16:54
Fui caminando lento hacia la estación de tren. Pensando que podrían atrasar la salida y hube de subirme al siguiente. 
Un error pues mientras esperé, tuve que ver la agonía de un pajarillo que cayó en picado sobre el andén.
No era capaz de leer ni levantarme, al llegar la hora de subir al tren oportuno, el pajarillo desapareció.
El viaje somático ha sido relajado. Arribar a la Villa y acogerme a sus dementes costumbres.
Un beso.

PD: Asumo que conocerte, centrará el orgullo más sincero de mis futuros días y noches.

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De: 
Asunto:
Para:  Daniel
Fecha: sábado, 20 de agosto, 2011 21:34
RE -   [ … ]   Un beso que es un latido que es un beso que es un latido que es un beso que es un latido que es un beso que es…    
 
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De: Daniel
Asunto:
Para:
Fecha: lunes, 22 de agosto, 2011 22:33


Esa puerta del cielo que se abrió deja dos mundos escindidos, digamos que nunca dejaron de existir pero al abrirse la puerta, dejamos de sorprendernos. Temblamos y nos quedamos paralizados. No existe la conclusión. Vamos más allá de lo esperado y ritmamos nuestros argumentos conjuntamente hasta el punto que aprenderé de nuevo a hilar y exponer vía correo electrónico mis pensamientos y corazonadas, vía a la que he sido siempre aprehensivo, pero usted lo ha querido y ahora tendrá que soportar mis palabras. Que sepa, suelen hacer cuando se relaja mi pluma, igualito que las gotas aquellas del cuento de Cortazar, se hinchan y caen repiquetes en la opacidad de este cristal. Mientras escuchas alguna música o tu compañera de vivienda, y tú, simplemente tal vez sola y tumbada en el sofá en silencio. O quizás yo ya inquilino de tu hospitalidad, continuando el infalible intercambio mientras me dedico a los cafés de la ciudad después de las entrevistas de trabajo. 


Así que esta será la segunda misiva y declaro libérrimamente mi infatigable deseo de centrar la espiral. El beso que me envías. Nunca ha de ser el último. Pues cercaremos el cielo hasta que ondeé la bandera blanca primero, y después el infierno para desalojarlo y cerrar con llave todas sus puertas. No me acostumbraré a perfilar la confidencia, el aniquilamiento excelso del vocabulario excesivo. Todas tus sintaxis, palabras comunicantes rozarán el marco de la puerta como la alquimia que apresa el vértigo y desarticula el laberinto. Entrando sin esfuerzo y rompiendo los clisés, porque reescriben la Historia. Para mí también es natural y dulce sabernos tan así, tan repentino subiendo hasta el comedor, tan simple untando en el desayuno abrazos y la calle para distinguirnos en un ballet de semáforos absortos. En cambio ahora nos distancian noventa y dos quilómetros en línea recta y estoy en una habitación que me parece ajena. Los libros desordenados, las pilas de discos, las partituras sueltas parecen el atrincheramiento que impide mi libertad. Pringando mi alma en un borrador digno de disculpa. Nunca me gustó perder un tren, tampoco me angustió la idea, pero desde que te conozco llevo una nueva guía de horarios. Lista para desde ya mismo testimoniar en un palacio de papel. Reconfortado viajante ante la diversidad del paisaje. Ante la operación correspondiente a las funciones de un átomo. Una canción ahora de Bird que me recuerda el día anterior de verte, en lo alto del monte con mis dos mejores amigas metidas en el coche, y afuera un viento de rasca pero levanto los brazos al cielo ante la ausencia de fugaces estrellas, sin embargo los hados en cordial amistad dejaron escapar una, que atestiguó la palma de mis manos. Uniendo los episodios de mi vida en un solo instante como el estribillo de una canción de pescadores al lanzar sus redes al mar. Será por esta felicidad compartida que deseo dejar mi isla, abandonar mi estancia perpetua en un faro que anclado en alta mar, disminuye las largas travesías, en su soberana y adrizada torre. La abandonaré sin renunciar a volver. Me gustaría tener tu compañía si algún día he de componer allí algún poema para sacar fuerzas renovadas, para ajustar la visión y hacer que las plegarias nos obedezcan, que la rebelión nos pertenezca y no a la inversa. Esta tarde antes de sentarme a responderte me fui a la estación, quería ir hasta el taller de fotografía a recoger mi cámara. Al llegar a la cola escuché venir un tren y vi su procedencia. Sin darme cuenta que era el mío. Antes de llegar a la taquilla tomó su rumbo, que era el mío. Pido el billete. Se queda un rato mirando al aire, y me dice con lástima, te doy para el siguiente si quieres, dentro de una hora. No, exijo trayecto ahora. Llega otro tren que va hacia esos noventa y dos quilómetros que nos distancian. En cambio me bajé en una parada intermedia y deambulé por sus cruces de vías y las extensiones de su parada. En este momento te recuerdo mi extravío. Para que sepas un poco de mis deliberados problemas. Mis rarezas furtivas o llamémosle simplemente, pasos. En mi próximo correo pienso explicarte la construcción de su medida.
Un cariñoso estrujón mi cielo.

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13 comentarios:

  1. Bellísima intimidad de un hombre enamorado. Quiero una carta...YA MISMO

    ;)

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  2. Bueno. Si el tren pasa tendremos las cartas. A veces siento que las cartas acarician mucho más que una mano, pero para eso, me parece, hay que trascender el lenguaje. Y eso cuesta.

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  3. He de decir que todo esto me encanta. Esta fase del amor es realmente hermosa, y yo me siento testigo privilegiada de esta historia a la que le auguro muchas albas y un sinfín de anocheceres felices. Desde el primer día me lo dió el cuerpo, hermanito. Además me ha emocionado saberme una de esas dos que estaban en su coche la noche de San Lorenzo, aunque no tuvimos mucha fortuna en lo que a la caza de estrellas se refiere (excepto esa que menciona aquí y que tan hermosamente había ocultado, sería que tenía unos ojos esperándole como destinatario, allí, por el norte). En fin que Bego, tú y yo somos la triada amistosa perfecta, y ya tengo ganas de que esa chica que también me tiene enamorada, se presente ante tan selecto plantel de amigos. Bico, y mucha felicidad. De corazón, ya sabes...

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  4. De: seis letras...
    Asunto: desvelos de horas (ya no) secretas...
    Para: Daniel (él él él....)
    Fecha: Martes, 23 de agosto, 1:30

    */*/*...y cuatro......


    Adoro que no quieras tener secretos y que quieras desarticular el laberinto. Yo, con lo que yo he sido, que siempre he tenido los unos tan bien guardados y el otro tan bien construido. Retorcido con gran cuidado, los setos podados con tanto mimo...y tan altos...
    Hasta que llegaste tú, francotirador, y me paralizaste, para después, con una dulzura arrolladora, aniquilar mis ejércitos. Con un susurro en mi oído y un segundo de tu aliento en mi cuello mataste a todos los guardias, y abriste esa puerta del cielo e introdujiste en mi corazón tus manos. Y es increíble, porque la tenía perfectamente sellada, totalmente acorazada, bajo doscientas mil llaves de mil doscientas noches cerrada. Y a ti, tan hermoso como eres, no te hizo falta abrirla más que una pulgada para dejar que toda la luz del mundo entrara (no puedo ni imaginar qué sucederá cuando de a pocos vaya cediendo, hasta dejarnos del todo, al otro lado, pasar, una vez dejemos de estar los dos paralizados). ¿He dicho ‘del todo’? Perdón, error de cálculo, cuando te pienso me falla la matemática. Del todo no, eso jamás sucederá, pues nunca llegaremos al todo, que en la nada acaba, y eso no puede pasar. Esta vez no.

    Esa puerta del cielo que se abrió para dejar de sorprendernos, se abrió también para empezar, como bien dices, a escribir la Historia de nuevo. Fabricó en mi boca ese lunar, que, cierto es, como bien dices, es sólo para ti, pues para ti fue creado. Y también este nuevo ritmo que le has dado a este tren correo, que ya no se puede en esencia cambiar. Podrá modificarse un poco aquí o girarse otro poco allá, quedarse en silencio un rato, o cualquier melodía absurda entonar. Pero no parar.
    Eres tú quien convierte mi sintaxis en vértigo con la sola idea de centrar la espiral. Y que se halle en mí ese centro…vértigo me da…y bendito sea, de nuevo el vértigo, por siempre y desde ya.
    No es que te acoja yo como inquilino, es que esta casa, que ha dejado de ser mía, se ha convertido en otra, que no soporta tu ausencia. Y te reclama. Y quiere ella, igual que yo, que abandones el faro, y reconstruyas conmigo esta torre, que pintemos de nuevo las paredes y coloquemos todo del revés con nuestras manos. Las de AMBOS. Y que hagamos de esta fortaleza un corazón... Así, no nos queda más que rendirnos a la maravillosa tarea de cercar el cielo y cerrar con llave el infierno, que creo apenas unas horas nos llevará –aunque sea para durar después una eternidad-, pues esa bandera está ondeando ya. La nuestra. La del ballet de los abrazos y la del juego de ‘esperemos a que cierren otra vez los semáforos, para poder volver a besarnos’. La de 'paralicemos el tiempo en medio de la calle, y dejemos paralizada también su ajetreada vida. Que nos miren todos los que pasen, para que puedan soñar con, quizás, si lo merecen, parecerse a nosotros algún día.'
    Eso sí, como bien dices, todo esto sin abandonar del todo jamás tu isla, a la que te acompañaré orgullosa. No lo dudes. Y escucharé cómo entonas tus melodías, mientras yo me sumo en mis silencios y en la visión del mar...hermosos días esos que puedo ver van a llegar........

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  5. He de decir que tengo yo también una nueva guía de horarios, de calendarios, de trincheras, de noches y de días. Una nueva hoja de ruta que hace un mes no habría imaginado, y sin la que ahora deambulo perdida. Como usted extraviado… Y no me malinterpretes, me encantará saber de tus problemas deliberados, y se me llena el pecho de emoción y alegría por saber que me vas a explicar la construcción de la medida de tus pasos, de tus extravíos, y que sepas que te explicaré también yo los entresijos de mi ensayo neurótico de las distancias y cómo mido yo las mías, y te contaré los secretos de mis giros inesperados. De mis cambios de vía. Pero acogiéndote siempre en mis brazos, y sin renunciar a ninguna revolución ni osadía. Como espero que tú tampoco lo hagas, pues guiarte no es cosa mía, si acaso acompañarte y hacer lo posible cada día por ser la mejor compañía. Ni más ni MENOS. Crear juntos una brújula conjunta…qué osadía…….

    (…ya te dije una vez que no sé citar más que canciones, y casi todas en inglés…sólo me sé de memoria una sentencia de las Elegías de Tíbulo y es ‘que nadie se atreva a marcharse si Amor no lo permite, o sepa que se habrá marchado habiéndoselo prohibido un Dios’. Así pues, agradezcamos la orden y su consiguiente desorden, y asumamos que, simplemente, no se debe desobedecer a los buenos dioses, ni se puede luchar contra los hados.)

    (PD: esos 92 kilómetros de distancia no nos distancian, sólo son un mero trámite para la llama….además, quedaron fundidos en un agujero espacio-temporal con aquellas 17:20, para mí, ya por siempre, la hora de tu llegada.)

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  6. Un beso que te haga perder cualquier tren menos el mío............

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  7. en lo personal la técnica epistolar me parece muy atractiva, resuelve fácilmente y mantiene el interés del lector, Me gusta.

    Tengo un libro de epístolas. Pronto lo editaré.

    Saludos cordiales.

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  8. Hermosa correspondencia.
    Me pillas leyendo Cartas a Katherine Whitmore...
    Saludos Daniel

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  9. Ay!!!! Sisu, creo que ni yo habría sabido inventarte para mi hermanito...Entre los dos me habéis emocionado. Bicos

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  10. "Y nunca te equivocaste,
    más que una vez, una noche
    que te encaprichó una sombra
    -la única que te ha gustado-.
    Una sombra parecía.
    Y la quisiste abrazar.
    Y era yo."

    Pedro Salinas.

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  11. 'Hay días en que cosechas la siembra de años.
    Te crecen tantos versos nuevos
    como viejos fallaron. Como tantos se secaron.

    Dibujas autorretratos certeros, punzantes. Que destrozan
    archivos arcaicos, pero sin manidos rituales. Simplemente
    aparecen y llegan para quedarse. Nuevos hombres
    que vienen cogidos de sus propias manos, atados a sus propios vuelos,
    y sin pedir permiso a nadie. Simplemente aparecen
    y están aquí para quedarse. Firmes sus pies.

    Benditos sean ellos y su sombra.
    Y su horror y su belleza.'

    El Maquinista inédito...

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  12. Ainsssss...! (diría Sentimentiras, que desconozco si suele andar por acá)...al fin dilucido a los protagonistas de tantos trenes que iban y venían...(se acaba de abrir el cielo para mí)Un abrazo amoroso!

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  13. .....pues......sí..........los trenes van y vienen.....y vuelven a ir y a venir....y.....sí..;))

    Otro abrazo amoroso para ti, Emma!!

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