25 de octubre de 2015

aware 物の哀れ



Os traigo unas maravillosas hojas de este libro. ___ editorial Kairós






Y después, unos fragmentos de François Cheng [Vacío y plenitud]
editorial Siruela








30. Un haiku es mucho más
            que una fotografía



Pero no creamos que por ser “visualizable” un haiku en nuestra mente el único sentido que nos sirve para relacionarnos con el mundo es el de la vista. Un haiku es mucho más que una fotografía. Por ejemplo, en este haiku de Chiyo el verso doko yara take es irrepresentable en fotografía:

Hatsu shigure doko yara take no asaborake
CHIYO-NI

Primer chubasco –
Cualquiera sabe dónde está el bambú
al alba

Sí, de hecho, la invención de la fotografía no ha acabado con el haiku es porque –aunque ambas respondan a una misma afición del alma japonesa por capturar la realidad tal como nos fascina- sus posibilidades son diferentes. Nunca podría representarse en fotografía la ternura que Issa está percibiendo, por ejemplo, en:

秋風に歩いて逃げる蛍かな

Akikaze ni aruite nigeru hotaru kana
Issa

En el viento de otoño
una luciérnaga que huye
a pie

O el tempo del asombro con que Santôka va escribiendo en:

足音一つ来る子供の足音

Ashioto hitotsu kuru kodomo no ashioto
SANTÔKA

Pasos de alguien
que se acerca…
Son los pasos de un niño








31. El origen del haiku no está en la vista

sino en la piel

Por extraño que pueda parecernos a los occidentales, el haiku en general es un arte menos visual que epidérmico. El sentido que nos lleva al haiku es el tacto, no de las manos, naturalmente, sino de toda nuestra piel. Por eso afirma Kôbo Abe, en La mujer de arena que si el alma existe está en nuestra piel:


Se dice que la altura de una civilización se mide por el grado de limpieza de la piel. Si la persona tiene un alma esta debe sin duda morar en su piel”.

Hay poetas de haikus más visuales, como Buson, porque también son pintores y tienen educada su percepción con cierta deformación profesional. Pero lo corriente es que un poeta de haiku llegue a serlo por la capacidad de su piel de sentir el mundo que le rodea. Hay decenas de verbos japoneses que proceden de una sensación cutánea: Shimu, shimiru, shimikomu, nijimu, majimu. Uno de los términos que contagia de un modo más poderoso este modo de relacionarse con el mundo es el adverbio shimijimi to (しみじみ ):

笠をぬぎしみじみとぬれ

Kasa o nugi
shimijimi to nure
Santôka

Literalmente, kasa o nugi (sin sujeto: “hay alguien que se desprende de su sombrero de bambú”), shimijimi to nure (sin sujeto: “hay alguien que está empapado hasta lo más íntimo”). Aunque una traducción literaria –como se nos exige- nos demandará un sujeto:

Calado hasta el tuétano,
ya me puedo quitar
el sombrero de bambú

El “yo” –manifiesto o presupuesto- en este caso es lo de menos. No importa a quién afecten las cosas, mientras la sensación haya sucedido en el mundo real. La fuerza de este haiku no está en el sujeto, sino en el término que lo vertebera: shimijimi, que comunica la impresión de algo que se ha sentido con una profunda intimidad.

Nuestra traducción de shimijimi aquí, aplicado a la lluvia que está mojando al poeta, puede atender al doble sentido -físico y emocional- de nuestra expresión "Calar hasta el tuétano".

Este haiku es de una belleza rotunda, que no deja margen a nuestros caprichos de belleza. Se nos hace ver a un hombre abandonado al mundo con una sola protección: un sombrero de bambú; y que, incluso esta única protección, se le torna inútil en cierto momento. Más que inútil: cuando lo que lo resguardaba pierde su utilidad, pasa a ser un peso más del caminante. Podría habernos dicho lo mismo con otras palabras:
             "Un sombrero ya innecesario / reconozco que no puedo estar más empapado". Hay un sentimiento elegante y profundo -sin victimismos de ningún tipo- de no haber obtenido esta vez la protección de la existencia. Por eso, el poeta puede hacer referencia a sí mismo; porque él no importa. Lo único que importa es la acción que sucede con él.
               Como en:





Shimijimi ikasarete iru koto ga hokorobi nû toki
Santôka

Profundamente emocionado
por seguir vivo,
es hora de remendar mis ropas











François Cheng [Vacío y plenitud]
editorial Siruela



1.        Pincel-tinta
Todas las teorías sobre la pintura china parten de la noción papel-tinta. Específicamente, la noción concierne a la pintura con tinta (shuimohua), en la cual la tinta negra, con sus infinitos matices, es por sí sola recurso suficiente para que el pintor encarne con ella todas las variaciones de color que ofrece la naturaleza. La tinta está asociada al pincel porque, aislada, no es más que materia virtual a la que sólo el pincel puede dar vida. Su íntima unión suele, por lo demás, simbolizarse con la unión sexual. Sin embargo, hay entre ambos un reparto del trabajo. Tal como lo formuló, después de muchos otros, Han Zhuo, de los Song: “El pincel para generar sustancia y forma, la tinta para fijar colores y luz”. Dada la riqueza de contenido que cada uno encierra, estudiaremos pincel y tinta por separado, Y empezaremos por el pincel.
            El pincel designa a la vez el instrumento y la pincelada que traza…
[ … ]

Todos los grandes pintores han insistido en el hecho de que, antes de pintar, hay que saberse “de memoria” la naturaleza. Citemos las observaciones más conocidas al respecto:


Su Dongpo.

Antes de pintar un bambú hace falta que el bambú crezca en el interior de uno mismo. Entonces, el pincel en la mano, la mirada concentrada, la visión aparece de pronto ante los ojos. ¡Atrapémosla cuanto antes con nuestras pinceladas, porque pueden desaparecer tan súbita como la liebre ante los pasos del cazador!

Wang Yu.
¡Del alma misma del pintor brotan los montes y las cuevas!

Shen Zongqian.
El universo está hecho de alientos vitales y la pintura se plasma mediante el pincel-tinta. La pintura logra su excelencia sólo cuando los alientos  que emanan del pincel-tinta se armonizan para fundirse con los del universo. Surge entonces una vía coherente a través del desorden aparente de los fenómenos. Es preciso, por ende, que la idea de todas las cosas ya esté acabada en el corazón del artista, para que la ejecución del cuadro, que realiza espontáneamente lo diluido-concentrado, lo claro-oscuro, lo suave-fuerte, lo virtual-manifestado, esté animada por la corriente vital que habita el universo. Ése es el precio de la calidad superior del cuadro.


La pincelada, cuya realidad acabamos de precisar, sólo funciona plenamente gracias al vacío. Deben animarla los alientos y el ritmo, pero ante todo el vacío debe precederla, pro…


[ … ]


Zhang Daqian, Poetics of Su Dongpo,


Wang Yu





shen zongQian






Hace unos días, ccasualmente, escuché un recital de Rodrigo Rodríguez tocando el shakuhachi. No puedo traeros aquella escucha pero sí el enlace a una reproducción….( crane´s nest ).

Esta antigua canción, explicaba el intérprete, versaba sobre el vuelo de una grúa, al todavía carecer de experiencia, otra ave le empujaba a volar.

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